Payaso
-¡Parece que tenga usted una edad mental allá por los diez años a pesar de su pinta de hombretón! Mejor sería que siguiera dedicándose a criar músculo en el gimnasio, porque no me parece que sirva usted para estudiar – le espetó el preparador de oposiciones a Rafa-. "Ni para nada", pensó.
-No se ponga así, señor preparador, aunque se lo parezca no soy tonto si es lo que me quiere llamar. Lo que pasa y nunca le he contado, es que soy payaso voluntario en un hospital infantil. Cuando salgo de allí, también me gusta hacer reír, sobre todo a usted, que me parece tan abatido y preocupado siempre, pero no lo consigo ni con mis mejores artes. Me parece que es sano para la convivencia reír, si es a carcajadas mejor. A los niños les alivia el dolor. Deberíamos ser niños para algunas cosas. De todos modos, le pido perdón.
-Discúlpeme, joven. Soy yo, que no tengo sentido del humor. Mi felicitación por el modo de emplear su tiempo libre. Ahora sigamos con la oposición.
©Teresa Pacheco Iniesta
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