El cuento (chascarrillo más bien en este caso) que titulé "El Grillo" en el libro del Folclore infantil de Las Pedroñeras (aún me quedan un puñaejo, animaos) es el número 9 de más de cien allí recopilados. Un cuento que tiene más años que la tos, cosa que uno descubre cuando se pone a revisar bibliografía y se lo encuentra en nuestra literatura de los Siglos de Oro.
El cuento:
A uno que se llamaba o lo llamaban Grillo de apodo le retaron a que adivinase lo que había dentro de una caja; y dijo en voz alta como para sí:
¡Grillo, Grillo,
en qué estrechura
te has metido!
Y acertó..., por casualidad, como ese burro flautista de la conocida fábula de Iriarte.
Fijaos. En el Vocabulario de refranes del maestro Correas, del siglo XVII, estando yo un día liado con su lectura, me encontré de sopetón con esto: “¡Ay, grillo, grillo, y en qué aprieto estás metido!”. ¡Leche, pero si es el cuento que tengo yo apuntado de mi Lugar!, me dije. Sigo leyendo y, efectivamente, Correas, en su explicación, narra el mismo cuentecillo de la siguiente manera (pág. 76):
Llamábase uno Grillo, y jactábase de grande adivinador, siendo ignorante; para tentarle, un caballero puso la mano en el suelo sobre un grillo, animalejo, y preguntó: ‘¿Adivina lo que está aquí?’ El hombre llamado Grillo, dijo para sí: ‘¡Ay, Grillo, Grillo, y en qué confusión estás metido!’ Entendió el caballero que lo decía por el grillo que estaba debajo de la mano, como que lo había adivinado, y quedó con mayor opinión de adivinador, por caso fortuito, como en las demás adivinaciones suyas.
Remito también al cuento recogido por Aurelio M. Espinosa “Tío Grillo, el adivino” (pp. 27-29).
He aquí este cuento en la versión extendida de Espinosa (dadle al play):
ÁCS
No hay comentarios:
Publicar un comentario