Volvemos a esta sección que teníamos algo olvidada para hablaros de otra antigua huerta pedroñera. En esta ocasión os queremos traer por aquí a la llamada huerta de Calixto, en realidad huerta Calistro popularmente, por deformación avulgarada del nombre original. Su nombre proviene del apodo (digamos) de su propietaria, que lo fue Dolores Parra, casada con Felipe Domingo (este, procedente de Zafrilla); apodo que, como digo, procede del nombre, Calixto, de su padre. También fue llamada antes huerta del Sordo Picazo, pues perteneció a Emilio Picazo, apodado así. Actualmente sus dueños son Manuel Domingo y su mujer, Paz.
Aquí podrás encontrar la información de todas las huertas que han existido en el pueblo.
Pero su nombre original, el antiguo, es del de huerta Murcia. Un nombre que si bien puede proceder del apodo de algún antiquísimo propietario o del lugar de origen del mismo, a nosotros, como filólogos, no nos queda más remedio que lanzar alguna hipótesis que, sin dejar de serlo, pudiera abrir nuevos caminos etimológicos de investigación en cuanto al origen de esta denominación. Es el caso que existen muchos topónimos en nuestra geografía que incluyen este nombre (Murcia). Incluso en nuestro propio término existen parajes como La Murciana, La rocha la Muriciana o El corral del Murciano cuya denominación puede tener un origen semejante. Según el eminente filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal, este topónimo de "Murcia" puede proceder de aqua murcida, cuyo significado en latín es el de 'agua estancada, detenida'. Desde luego, si esto fuese así, si este nombre procediese de ese supuesto étimo, nos encontraríamos ante una huerta muy antigua, cosa que, en mi humilde opinión, habría que poner en duda, cuando menos. También es posible que la huerta adoptase ese nombre por estar situado en un paraje llamado Murcia. Todo es posible y nada es descartable, aunque quizá -en ocasiones pasa- todo se reduzca al final a una explicación mucho más sencilla.
Sí es relevante que esta huerta se encuentre al final del antiguo camino llamado de la Laguna. La imagen que ponemos de ella, en cualquier caso, está tomada desde el camino del Retamar (para algunos carril de las Pulgas).
En fin, amigos, la huerta fue restaurada hace unos años bajo la supervisión de Juanjo Pacheco, y por ello muestra un aspecto inmejorable. Estas cosas cuestan dinero, pero la conservación de nuestro patrimonio -y las huertas antiguas lo son, sin duda- pasan por estos trámites. Trámites que sin duda deberían tener una buena subvención que paliase ese desembolso extraordinario para alguien que tiene la voluntad (casi inédita por estos pagos) de mantener lo antiguo, nuestro patrimonio arquitectónico popular. La huerta mantiene la casa, la balsa y no sé si el antiguo pozo y la noria. Un placer verla tan hermosa, claro que sí.
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©Ángel Carrasco Sotos
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