"El habla de Las Pedroñeras": Lo que cuesta un libro | Las Pedroñeras

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sábado, 30 de enero de 2016

"El habla de Las Pedroñeras": Lo que cuesta un libro


Intento no entrar a ese trapo, pero no penséis que no me cuesta. Me cuesta mucho, porque -os explico- uno intenta ser razonable (¡echa el frenooo!, ¡quieto el tapial! ¡para el carro! ¡medita antes de hablar!) e intenta siempre, sin parecer tonto, salir airoso con la elegancia que le permite la situación y ese estilo artificial con que, de seguro, uno ha querido orlar su personalidad de cara al exterior. Os cuento. Cada vez que alguno me saca el tema del dinero con respecto a los libros estos que hago, se me revuelve el morcillote. Lo hace por dentro y, como digo, prefiere uno que no se note de piel hacia fuera. Y es que los hay que piensan que esto es el negocio del siglo (¡no sé cómo no se meten a hacer algo parecido!), y casi siempre lo piensan desde una incultura que no se preocuparon en limar.


No sé cuánto es lo que uno estaría dispuesto a cobrar por hora extra en su trabajo, porque incontables horas extras son estas que echo. Yo creo que los niños explotados en países tercermundistas cobran más que yo por hora haciendo estos libros. Pero no quisiera hablar de horas (no sabría decir cuántas, ¿2.000?; quizás más), que eso hay pocos que lo entiendan. Tampoco de niños tercermundistas, por pudor y por que me parecería algo rayano en lo pornográfico (entendedme). Sí lo quiero hacer de dinero contante y sonante gastado, que eso creo que lo entenderán todos. Y sé que todo esto sobra y el orgullo o la elegancia de uno debería de estar por encima de estas pecaminosas explicaciones. Pero... no puedo contenerme; veo uno de esos morros torcidos con revuelta y me dan ganas de invadir Polonia. Yo, de verdad, intento siempre ser cordial, comprensivo, muy comprensivo en ocasiones, creo en el diálogo como manera de solucionar las cosas, en que una sonrisa soluciona muchas otras, y perdono si hace falta (esperando que hagan lo propio con uno, que mete la pata con demasiada asiduidad), incluso creo que dentro de nosotros habita una buena persona. Llamadme romántico, o ignorante, pero creo en el hombre y esto me incita a vivir con cierta positividad con respecto a la vida. Y es que, si no fuera así, qué pintaría uno dedicándose a la docencia. Para transmitir pesimismo ya hay otros. Pero os cuento.


Para hacer un diccionario serio como lo es esta edición que preparo sobre nuestra habla pedroñera uno ha tenido que consultar abundante bibliografía. Esta bibliografía, que he ido acopiando desde los años 90 no se puede consultar (menos en esos primeros años de trabajo) en Internet, sino que hay que ir a la librería y adquirir religiosamente esos libros que uno piensa que son imprescindibles en aras de la seriedad del trabajo que ha querido realizar. Bien, señora, prosigo.

Me ahorro el mencionar algunas obras literarias que compré ex profeso para poner ejemplos de palabras dialectales o en desuso que aquí en nuestro pueblo se siguen utilizando. Me ahorro mencionar los libros que tratan aspectos gramaticales, que también compré apostica para afianzar determinadas afirmaciones efectuadas en el estudio que precede al nuevo diccionario. Y me ahorro otras obras periféricas sobre los más diversos campos que también he ido comprando pensando que me podrían servir de bibliografía de consulta. Y digo "me ahorro" de una manera metafórica, como podréis imaginar.

Os quisiera hablar en cambio de lo invertido (monetariamente) en los diccionarios que, de lo más variado, fui comprando para que me sirviesen de base al elaborar este mío, que ya sabéis que es vuestro porque es una obra de todos (quizá con los años se comprenda). Si uno no se hubiese metido en este berenjenal, de seguro que el 90%, como poco, no los hubiese adquirido, porque para nada los hubiese utilizado yo y en nada me hubiesen valido a mí para mi trabajo como profesor ni para cosa alguna.

Mirad; para hacer una obra seria (que ha de partir de unos conocimientos fundamentales) -insisto- una obra de este tipo, no sirve solo el ir apuntando y apuntando palabritas y frases sin luego cribar y contrastar. Y para hacer esto último, para contrastar y para enriquecer nuestro estudio, ha servido la bibliografía. Hay que consultar en primer lugar diccionarios generales: actuales e históricos, de léxico general, fraseológicos, etimológicos, de refranes, etc. y, luego, dialectales de todas las zonas de España y de América; al menos una muestra sólida a nuestro propósito, útil y representativa.

De modo que, dicho esto, os pondré las cifras (algunos de manera aproximada y sin contar gastos de envío) de unos cuantos para ir haciendo boca. Todos los tengo en casa. Y aunque hablar de esto es como invitar a un amigo a comer a casa y comentarle lo que le ha costado la comida... venga, id sumando.

Diccionario etimológico Corominas Pascual: 600 euros 
Diccionario de Autoridades: 450 euros
Vocabulario de Covarrubias: 120 euros
María Moliner diccionario: 120 eruos
Suplemento al de Covarrubias: 40 euros
Refranero general de Kleiser: 40 euros
Diccionario de la Academia, edición de 1992: 40 euros
Diccionario del insulto de Celdrán: 39 euros
Diccionario de del Rosal: 36 euros
Diccionario Manual de la RAE 30 euros
Panhispánico de dudas: 30 euros
Vocabulario de Correas: 30 euros
Juan de Dios Luque - diccionario insultos: 20 euros
Diccionario de Nebrija: 15 euros
Regionalismos y americanismos: 15 euros
Larousse - Diccionario fraseológico: 15 euros 
Varela-Kubarth Frases: 15 euros
Dichos de González: 10 euros
Carbonell - El Sohez: 10 euros
Dichos de Calles Vales: 7 euros

A ver, voy a sacar la calculadora. Tened pacencia. Veamos. Sí, ya lo tengo; a mí me da, si no me he equivocado, la bonita cifra de 1.622 €.




Pero la cosa no acaba aquí, claro. Añadamos a estos los diccionarios dialectales (sin contar, en primer lugar, las numerosas fotocopias de libros inéditos y artículos; como tampoco los gastos de envío y los viajes). Veamos, que tengo yo interés también por saber cuánto he desembolsado en todo este tinglado:

El habla de Madrid: 10 euros
Refranero popular manchego: 12 euros.
Boniches: 10 euros
Casas de los Pinos: 10 euros
Almarcha: 10 euros
Habla de Ciudad Real: 10 euros
Dialecto salmantino: 15 euros
Diccionario aragonés Andolz: 40 euros
Léxico Villapalacios: 5 euros
Diccionario extremeño: 30 euros
Habla de la Rioja: 30 euros
Habla altoaragonesa: 10 euros
Habla de Villena: 20 euros
Habla de Aragón - Borao: 10 euros
Habla de Jumilla: 10 euros
El bable: 14 euros
Voces del pasado: 25 euros
Habla de Criptana: 10 euros
Habla de Casas de Benítez: 15 euros
Vocabulario murciano: 30 euros
Habla de Cardenete: 18 euros
Alcalá de la Vega: 12 euros
Diccionario habla de Toledo: 12 euros
Variación léxica: 13 euros
Voces de mi tierra: 8 euros
Habla Casas Ibáñez: 7 euros
Habla de la Manchuela: 15 euros
Diccionario Jarafuelino: 18 euros
Diccionario Tomelloso: 10 euros
Diccionario andaluz: 41 euros
Conquensismos: 40 euros
Habla de la Mancha: 20 euros
Alcarria conquense: 20 euros
Léxico y fraseología: 18 euros

Bueno, seguro que habrá por ahí alguno más, pero ya me he cansado de buscar por las estanterías. La suma de este apartado es de: 578 euros.

Lo cual hacen un total de... 1.622 + 578 =  2.200 euros justos




Ahora viene la gran pregunta. Pongamos que yo "me gane" 5 euros por libro, por tener ahí un margen de maniobra para viajes y otras cosas (como el tanto por ciento que se quedan en librerías, el pago del ISBN, etc.). 

2.200 : 5 = 440 libros

Es el número de libros que yo tendría que vender para recuperar lo invertido, si los vendiera todos en casa. Algo impensable, como podréis suponer, dadas las cifras que he manejado hasta ahora sobre la venta de los libros que he hecho sobre Pedroñeras. Pero, tranquilos, que saldrá adelante.


Alguno dirá: "Sí, pero esos libros que has comprado son pa ti pa siempre". Y yo, con el talante que me caracteriza, le contestaría: "Ya, pero son libros, señor mío, que no usaré ya en la vida. Solo me han servido para hacer el diccionario del Lugar, como libros de consulta". Los podría poner a la venta, eso sí, en páginas de segunda mano y quizá venda alguno, pero no creo que haga algo semejante. Quizá le corresponda perpetrar esto mismo a mis hijos o a mis nietos. ¿Quién sabe? Yo estaré criando tamarillas para ese entonces. Seguro que los venderán al peso o harán con ellos una buena moraga.

En fin, amigos, reitero que, al menos en mi caso, el hacer libros no es ningún trabajo rentable, sino algo con lo que a lo mejor hasta acabo tonto. Lo puedo contar de muchas maneras, pero las cifras hablan por sí solas. Para hacer otros libros ya publicados ha pasado lo mismo. Lo gastado en los libros para consultas bibliográficas ha absorbido plenamente las pocas "ganancias" (me da la risa cuando pongo esta palabra) que estos hijos míos nacidos de teclear y teclear, de leer y leer, de subrayar y subrayar aquí y allí, me han aportado. Es, como diría un paisano, el pago el capacho. Pero soy feliz y eso me basta, y cuando los veo en la estantería, puestos uno junto a otro y rememoro los trabajos que me ha dado cada uno de ellos pues sonrío y pienso, quizá engañándome, que acaso el esfuerzo ha valido la pena. Ustedes dirán. Pero de lo que estoy seguro es de que ha valido la pena por las personas que he conocido, con las que he hecho muy buenas migas en muchos casos, con las que he aprendido (y alguno de ellos ya no está con nosotros: es el precio por tratar con personas de edad). Así que... va por ustedes de nuevo (y al que no le guste, pues que se compre una bicicleta y salga al campo a que le dé un poco al aire, que este vientecillo manchego es muy saludable para espíritus de continuo enojados, para morros demasiado estirados y encares algo airados; luego me lo agradeceréis, hacedme caso). Y un abrazo a los limpios de corazón y a las buenas personas: la hay en Pedroñeras y a manos llenas. El libro espero que esté para el verano, aunque va despacico, y si no puede ser, para Navidad.


Puedes leer también este otro artículo en donde traté similar temática pretendiendo siempre ser didáctico.


Ángel Carrasco Sotos

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Contacto (de reserva): 

Tfno.: 617 567 183

Mail: acasotos@gmail.com

Dirección personal: Avda. Sebastián Molina, 9, 2º B - Las Pedroñeras - Cuenca (16660). Frente a la báscula municipal. Llámame antes o envíame un whatsapp o mail.

Y si me dais una dirección, os lo puedo acercar a casa.
Ángel Carrasco Sotos

6 comentarios:

  1. Trabajo también éste digno de conocer que muy probablemente no lean las personas que han dado lugar a que lo escribas. Ánimo y adelante y si fuera posible, no pierdas más tiempo haciendo estos repasos para quienes al final por mucho que razones nunca lo entenderán.

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    1. Lo he tenido ahí sin publicar bastante tiempo porque, la verdad, me da un poco de vergüenza publicar estas cosas, tener que dar estas explicaciones vergonzantes, pero a ver si así, hablándoles de cifras (es lo único que entienden) la incultura y palurdez más cafre del Lugar se serena un poco.
      Gracias, Fabián.

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  2. Ya sabes que entiendo tu enfado porque son muchas las horas y el esmero que pones en ello. Lo viví de muy cerca. Tú sigue adelante que lo haces muy bien. Si ya sabes, es como en el trabajo de profesor, nunca llueve a gusto de todos. A palabras necias trompa de Eustaquio en estado letárgico. Tampoco viene mal esta explicación, hay gente que necesita que le digan las cosas muchas veces, ya sabes. Orgullosa de tener un paisano tan inteligente y majete.

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    1. No me digas esas cosas que me pongo colorao, jaja. Na, si tampoco es que me enfade, me revienta que haya gente así, solamente es eso, pero, como bien dices, quizá no está de más una explicación de esas, que quizá sobre para el que tenga dos dedetes de frente. Gracias por tus palabras y por tu apoyo.

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  3. Creo que has malgastado tu tiempo en aclarar cosas, que los que lo critican jamás lo entenderán.
    La ignorancia es mas grande, que la bola el mundo y el cerrojo echao, solo el que nunca ha hecho nada por nadie, es capaz de criticarlo y pensar en que estás haciendo capital con esto.
    Cualquier trabajo de investigación es ingrato, porque jamás te lo reconocerán, por lo menos a corto plazo (espero que a largo plazo se haga justicia y se reconozca).
    Cuando salió el antiguo Habla de Las Pedroñeras, lo compré y me saldría a perrilla, si contase el montón de veces, que se lo he leído a mis hijos cuando eran pequeños.
    Me decían...papa léeme "El libro de Basto", así le llamaban y ojo lo bien que se lo pasaban. Por eso y por mil cosas más, te agradezco que lo hayas escrito y pienso que el tiempo hará justicia. Tener un libro como ese en casa, es una joya. Ánimo y un millón de gracias. Un abrazo y perdón por las faltas.

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    1. Gracias por tus palabras de ánimo y, sobre todo, de apoyo y comprensión. Yo no sé si hago algo por alguien o por mí mismo, porque en realidad disfruto haciendo estas cosas, pero tengo claro que un negocio no es, o es un negocio en el que se pierde dinero. Eso sí, a costa de la felicidad de uno. Me conmueve el ver que ese libro gustase tanto a tus hijos. Un abrazo.

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