por Fabián Castillo Molina
Iniciamos este experimento con un trabajo titulado “Un d´esos” con el subtítulo “Cómo se habla en Pedroñeras”, y lo hice a consecuencia de las risas que me provocó un ejemplo de tal expresión y las múltiples variables y vericuetos en los que se puede meter tal palabra según se usa en nuestro lugar.
En vista de la buena acogida que tuvo, seguimos en la segunda entrega con la última letra del abecedario, la Z, que era en la que me encontraba a la semana siguiente y elegí tres voces típicas de Pedroñeras: Zalandro, Zanguango y Zote, a las que dándoles varias vueltas vinimos a parar en lo que fue el texto titulado "El chiquete difícil".
Como está claro que a unas cuantas personas amigas y seguidoras de este portal les va la marcha del lenguaje pedroñero, como le pasa a quien escribe esto, vamos a empezar el año 2016, después de las felicitaciones y buenos deseos consabidos, con cuatro palabras y sus correspondientes ejemplos, ahora dentro de la A. En este caso partiremos de Ainas, ¡Aique!, Airetón y ¡Aiva!
El chiquete al que le gustaba el campo
El camino del Rubielo casi bordeaba la pedriza de lo del Urre. El vecino cercano de tierra, El Úsulo, al pasar por allí paró, levantó la voz y dijo:
—¡Ahí estás bien al abriguico, Juan…!
—Ea pos no estoy mal… Es que hace hoy una orilla jodía… Venía el aire helao y además, ahora con este airetón se trabaja mu mal, no sé…, si cambia el aire y se amaga un poco u se echa, a ver si pueo terminar.
—¡Aiva!, ahora que dices de cambiar, que me s'ha olvidao cambiale el agua a las acitunas ya dos días. Vi a'ceme un nudo en el moquero ahora mismo, pa en cuanto llegue al Lugar acordame.
—¡Aique!, si es que tenemos la cabeza ya… Esta mañana antes de venime, ainas si me arranca el trastor. No sé qué hostias le pasaba, porque frío en el porche no hacía tanto como pa to eso. Luego, aquí ya, eché una lumbreceja, que ainas si arde, y eso que eran cardos blancos con lo que quería pegale, pero como estaban un poco reveníos…, que digo yo que cómo habrá tanto cardo.
Mientras, tanto, un poco más tarde, en el pueblo, la mujer:
—¡Aique, madre mía, la que nos ha caído con el chiquete! Con este miej’airetón y empeñáu en coger la becicleta…, y en cuanto me he descuidao se ha salío con la suya, he oído las portás, he ido y en el porche ya no estaba la bici. —Y mia que le he repetío: ¡Que no te la llevas, muchacho!, que así tú no te vas al campo, que tu padre ya verás como viene escapáu. Además tienes que dale aire a las ruedas que van mu desinflás. Pero nada, él dale que te pego: "Que con este airetón no queda ni un salmiento en la viña, madre. Que yo me voy a ayudale a padre y así terminamos antes". Na, que le pasa más que a la hermana que compra anca Castaño, ¡Aiva que voy!, dice, y adelanta, no espera turno, como si nadie tuviera prisa na más que ella.
Y es que ayer, viendo las noticias de tos los desastres esos que están pasando por ahí, por Inglaterra y América y to eso, que to se lo está llevando el agua y el aire, con esos miejas tornaos que se ven, que yo veo que son remolinos disparaos de grandes que se llevan volando hasta casas enteras. yo pa mí, que se quedó impresionao del to, y él, que no puede estar sin su padre… En cuanto un día no tiene escuela paice que le falta tiempo pa querer ise al campo con él. Dice que va a ayudale y así aprende, que él lo que quiere es ser del campo. Que es ande mejor se está, dice la criatura. Eso es lo que él dice, yo no sé si eso será así o no, pero él, así lo manifiesta. A mí me extraña, porque ahora no hay muchos chiquetes que quieran estos trabajos.
Padre e hijo volvieron pronto al pueblo con la bicicleta en el tractor, dejando sarmentada la viña, pues era domingo, y no estaba muy bien visto ir en día de fiesta “pa tol día al campo y echar de guisar” como dice el dicho popular. Por la tarde tenían que ir marido y mujer de visita y de compras a Albacete. Ella se arregló bien, pero al salir a la calle y ver que el día seguía igual, se volvió a meter en el portal diciendo: "¡Vaya un aire tonto que s’ha levantao hoy, válgame Dios! ¡Con estas vendiscas vi a llegar despeiná del to!. Arrima el coche aquí a la puerta, no me hagas de cruzar la calle".
Fabián Castillo Molina
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