Anécdotas de Las Pedroñeras. Antología (1)

De distintas fuentes, tengo recogidas algunas anécdotas acontecidas en esta villa de Las Pedroñeras. Así que ha llegado el momento de ponerlas negro sobre blanco para que las generaciones venideras sean conocedoras de estas historietas que por su especial gracia y donaire creo que valga la pena recoger en este blog del Lugar, siempre abierto a colaboraciones de cualquier índole siempre y cuando estén relacionadas con nuestro pueblo y contornada. Espero que estas primeras publicadas sean el acicate para que nos vayáis pasando las que conozcáis y, de este modo, ir completando un buen ramillete de estas facecias pedroñeras que, esperemos, a nadie molesten (los nombres propios se mostrarán solo con la inicial cuando sea preciso). Comenzaremos con estas cuatro. Las tres primeras nos llegan de Pilar García y la última de Maricarmen Rubio.

La Vacá

Corría el año 1983 y unos pedroñeros tenían puestos sus ajos en Socuéllamos, cerca de la vereda real. Estando cogiendo un día, pasó por allí un hombre subido en una bicicleta y les dice: "Mañana pasa la vacá por aquí". Y con esa copla se quedaron. Al día siguiente llegaron al tajo aún sin vese, se bajaron de la furgoneta y se pusieron de nuevo a coger ajos, cada uno en su hilo. Al poco rato se comenzaron a escuchar unos sonidos que parecían provenir de cencerros. En ese momento, el jefe de la cuadrilla se levantó de inmediato: "Venga, tos pa la furgoneta!" 

Se dejaron de escuchar los cencerriles sonidos y de nuevo la cuadrilla volvió al tajo. Pero pasaron unos minutos y de nuevo regresaron los ecos de los tañidos de las esquilas... y otra vez todos corriendo al vehículo. Y así estuvieron yendo y viniendo temerosos al refugio cada vez que se escuchaban tales sonidos en la oscuridad. Poco a poco comenzó a verse y descubrieron que el origen de esos miedos solo era el borrico de un pastor al cual el dueño le había colgado al cuello unos cencerros. La vacá, por cierto, pasó dos días más tarde.

La vaca de las fiestas

Resulta que unos amigos cada año, para las fiestas patronales, compraban una vaca. La tenían en un corral y se iban a torearla (era muy toreros ellos). Luego la vaca se mataba y entre todos se la iban comiendo poco a poco.

Un año -sobre 1980 o 1981-, aburridos de tener la vaca en el corral, tuvieron la idea de sacarla por la calle; eso sí, bien atada. Para que fuese comiendo, le dieron un cubo de chocolate con churros y luego la trasladaron al parque y junto al bar se bebió un cubo de cerveza. La pobre vaca se emborrachó... y también los amigos. 

La llevaban por el paseo y un hombre que la vio pasó a la verbena diciendo a voces que se habían escapado los toros. Al escuchar aquello, la gente empezó a correr de un lado a otro y se armó la gorda. Gente corriendo, otros tirados por el suelo... Todos querían salir de allí.

Al final, todo quedó en un susto, pero hubo incluso tres o cuatro personas mayores heridas. Todo terminó en risas, pero pudo haber sido aún peor.

El grifo roto

Hace ya algunos años, cuando R. era joven y trabajaba en el Ayuntamiento. Un día estaba de fontanero arreglando una avería en una alcantarilla de la calle. En esto que una mujer salió de su casa y se acercó a donde él estaba. 

-Oye, a ver si puedes pasar ahora a mi casa y me arreglas el grifo, que lo tengo roto y se mueve mucho, y algún día se va a caer.

Ni corto ni perezoso, le dio la siguiente contestación:

-Tamién me se mueve a mí el rabo y no se cay.

El Fideo

Dicen que hace ya sus años, venían unos pedroñeros del Fideo (esa antigua tasca pedroñera que había en lo que luego fue la discoteca Triángulo, regentada por Vicenta Ruiz). Salían ya un poco tostaos pues habían pisao un poco el sarmiento. En esto que uno se cayó en mitad de un charco y los demás, claro, se empezaron a reír. Y dice el que estaba en el suelo: "Le doy cinco duros al que me levante"; y le dice uno de los otros, riéndose, "Mu buen jornal pa'l que pueda trabajar".

ÁCS