por José Vicente Navarro Rubio
RESTAURANTE LAS REJAS
Un día, da igual cual,
o donde está ya,
o
cómo fue, que más da,
intenté, azaña sin igual,
comer, de yantar,
en el Restaurante las Rejas
de Las Pedroñeras
y comí
no lo vengan a dudar.
Buen recuerdo me quedó
de aquel día excepcional
en que vine a disfrutar
de una buena comida
y como no podía ser
y era mi intención antes de comenzar
la finalicé con un buen coñac
Peinado, para más hablar,
reserva de 100 años y de verdad,
que conseguí mi sed y hambre mitigar.
Tranquilo me quedé
y a continuación proseguí mi camino
al igual
que Don Quijote después de luchar
con molinos y venteros
de la Mancha inmortal.
Seguí,
la vida siempre es caminar,
con punto de destino final
mi casa, lejos de aquel lugar,
y es ahora
cuando me viene a la mente ¿que causalidad?
tan grato recuerdo
de ese día tan especial
en que en Las Rejas me dieron a probar
exquisitos platos para el paladar
que Manuel de la Osa venía a presentar
con atención y mimo muy especial
como si en cada cucharada
que dejaba caer ¡con tiento de armas tomar!
se fueran con ellas
unos pequeños pedazos de inspiración
de su tremenda alma de artista barroco
en el difícil arte de dar de cocinar
y dar de comer, arte sin igual,
a quienes acuden por curiosidad
hasta tan especial lugar
para celebrar el estar en la cuna del buen manjar
©José Vicente Navarro Rubio
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