Mal año de almendrucos este 2021. Pasa con frecuencia. Sale el solecejo y el buen tiempo favorece que las florecillas albas de estambres rosados asomen el morrete vistiendo el ramaje de los almendros de blanco. Es un sol que siempre engaña. Nos engaña un año sí y el otro también. Y caemos en la tentación de pensar que se va a instalar en nuestra compañía para siempre. Pero el traidor desaparece en unos días y deja a los almendros vestidos de novia; de novia que no llegará a casarse, pues pronto esas florecillas blancas se van desvaneciendo y dejando al árbol desnudo... y el suelo a sus pies con un manto de naturaleza muerta de un blanco rosáceo podrido y decadente. Y eso ha vuelto a pasar este año. Cuando uno va teniendo ya unos años, como es el caso, desconfía siempre de esas primeras flores. Sabe de antemano que servirán para unas fotos de lujo, pero con el pensamiento puesto en esa frase que sobrevuela el paisaje y convive con los mayores: "Ya verás como dentro de unos días hiela y no deja ni un almendruco". Este año, pensamos mal y acertamos.
Y pese a todo, hay rodales en los que la "cosecha" se salva. Son rodales tocados por la mano de Dios (quiere uno pensar), pues milagrosamente hay un manto transparente que protege a los almendros... y a su fruto, de tal modo que uno ha podido coger unos poquitos. Solo para catarlos porque uno no puede pasar ni un año sin catar los almendrucos, como no puede pasar sin catar los tronchos o las piñas verdes. Nos hemos criado así de silvestres y estas delicias hechas solo para paladares rústicos y poco refinados (lo que se quiera decir) nos dan la vida, quizá porque esos sabores los llevamos ya de serie instalados en el gusto, en el ADN. El caso es que, como decimos en el Lugar, a mí los almendrucos verdes me están gloria. Y sé de muchos que comparten estos gustos: es el gusto del pueblo, labrado desde la infancia.
Recuerdo que desde pequeños acostumbrábamos, llegado el tiempo, a acercarnos a determinados parajes para consumirlos directamente del árbol, llevándonos por añadidura los bolsillos llenos y, así, ir degustándolos por el camino. A los de mi barrio nos cogía a mano el Vivero y allí que íbamos, siempre a escondidas del hermano León, al que no le hacía gracia ninguna y algunas veces veíamos volar piedras que nos pasaban rozando y teníamos que salir corriendo con el rabo entre las patas como alma que lleva el diablo. Era su trabajo, proteger los dominios que él guardaba, pero nosotros, tan pequeños, no entendíamos de propiedades (se conoce).
Los almendrucos, que en otras zonas de nuestra comunidad llaman arzollas, se han consumido en Pedroñeras, en esta época, desde siempre, como postre, mojándolos en sal una vez que uno les quita la punta, de un mordisco o con la navaja. En general, se le ha llamado almendruco tanto a la almendra como al árbol que las produce, aunque cuando el fruto se muestra y está aún de este verdulago jaez se le llama comúnmente almendruco verde (a diferencia del seco). Como ha sido común denominarles coloquialmente rucos o cucos (de esta última manera más en mi época). ¡Qué buenos nos estaban los cucos! Incluso más que el pan y chicha (o pan de quesillo para los más viejos, de olmos y acacias).
Ya se habla de ellos en el primer gran diccionario de nuestra lengua, que es el Tesoro de la lengua castellana, de Sebastián de Covarrubias, del siglo XVII: "Las almendras verdes se llaman almendrucos y arçollas [...] golosina de preñadas".
En fin, cada uno tendrá sus recuerdos sobre este fruto que ahora está en sazón, o suele estarlo, porque este año con las heladas, poca cosa. ¿Gustáis?
Sana envidia hermoson es lo que siento, estos ricos manjares de los que traes a mientes,yo llevo algunos años sin catarlos. Ya que los que no estamos cerca los vemos pero no los catamos, que te los comas por nosotros, hermosoon.
ResponderEliminarA LOS CHIQUETES COMO TU ADEMAS LES FALTA UN PLATO DE ALTA COCINA COMO ES UNA BUENA TORTILLA DE COLLEJAS, YA TE ENTERARAS POR QUE EN EL LUGAR YA NO QUEDAN. NUESTRO PAISANO FELIPON ACABO CON ELLAS. JA JA.
ResponderEliminarSi quedan, sí, Vicente, y si no te lo crees, pásate por la siguiente publicación
EliminarLos almendrucos son nuestros terceros manjares del año, despué de haber probado las setas de cardo y las collejas. Ahora en Mayo nos llegarán los tronchos y las ansiadas piñas verdes (mi pasión)
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