Si he de decir la verdad, pocas veces hemos salido exclusivamente a buscar collejas, como lo hemos hecho esta vez mi hijo Ángel y yo mismo. Estuve en casa de mis padres, las vi en el frigorífico y me dieron envidia. Me dije "este fin de semana, si podemos sacar un ratillo, vamos a buscar". Y, como veis, encontramos, ¡casi un kilo después de limpiarlas!. Me temía que fueran a estar ya algo espigadas y viejunas, pero ¡qué va!, la mayoría estaba en su punto.
Las collejas son para mí un bocatto di cardinale, que diría un italiano. Y como mejor me están es revueltas con huevo, en una tortilla o en las patatas con caldo. Es un vegetal que de poder ser cultivado daría pingües beneficios pues son de delicioso sabor, un caprice des dieux, que diría un francés. Por cierto (ya puesto con esto de las lenguas), su nombre latino es Silene vulgaris.
Después de cogerlas (aconsejo llevar una navajilla para ir cortándolas a rape de la tierra, o, como suele decirse en el Lugar, entre dos tierras). Seguramente, en ese mismo lugar encontraréis también al año siguiente. En fin, después de cogerlas, hay que expurgarlas de impurezas un poco en casa: quitarles la tierra, el tallo y la raíz, así como desechar las que están más viejas o duras por espigadas.
Y nada, más. Si encima el día está bueno, al paso, podéis dar una vueltecilla por el campo y respirar aire puro, que falta nos hace.
¡Bon appétit!
Ya veo que no se le resiste a usted nada profesor. Manda c.. yo que pensaba que estaban extinguidas por nuestro paisano, y no es asi.
ResponderEliminarSe me a puesto la carne de gallina viendo que no solo las ha encontrado si no que ademas se las zampara al estilo FELIPON, QUE APROBECHE.
🤣🤣🤣
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