por Fabián Castillo Molina
¡Cuántas cosas veremos que por desconocidas o
incomprensibles las confundimos con algo sobrenatural, cosas de Dios, señales
divinas o venidas de otros planetas u otros mundos!
Pues este caso que ha sugerido Ángel en el grupo de Facebook “No eres de Pedroñeras si…”, como
podemos comprobar está dando mucho juego, y es que a todos a lo largo de
nuestra vida nos han pasado cosas extraordinarias que se nos han quedado
grabadas en la memoria como a fuego y ya
que están ahí parece que deseamos compartirlas.
El sábado pasado 18 de abril hablando con mi hermano
me dijo:
—¿Te
he contao alguna vez lo que me pasó estando yo en la mili, cuando esperaba
junto al Pepito, a las doce de la noche que me cogieran en auto stop?
—
Pues no recuerdo a qué te refieres—. Le respondí.
—
Sí, hombre, si aquello lo tuvo que ver mucha gente. Era un domingo de agosto de
1966. Pues, como digo, después de haber
pasado el día en el pueblo y haber pasado la tarde con la novia, esperaba yo
vestido con mi uniforme de aviación que alguien me cogiera para ir a Madrid,
como hacía casi todos los domingos. Entonces muchos soldados recurríamos al
auto stop porque no tardaba en parar algún conductor de coche o camionero que te llevaban sin problemas a Madrid y
gratis. Estaba yo pensando en mis cosas en plena oscuridad, porque recuerdo que
no había luna, aunque para que me vieran los conductores me había colocado
próximo a las luces que venían del Pepito y
estaba puesto junto al arcén, en el borde mismo de la carretera; eran ya cerca de las doce de la noche, cuando
de repente un resplandor lo iluminó todo y se hizo de día como el día más
soleado del año. Me quedé paralizado y sin saber qué hacer. Como suele decirse,
me quedé de piedra. Por mi cabeza pasó un vendaval de pensamientos en un
instante. ¿Qué era aquello? ¿estaba soñando despierto? ¿Era una alucinación?
¡Eso que me estaba pasando a mí no podía ser verdad! Menos mal
que esa luz duró poco. No sé si serían
dos o tres segundos, pero sí fue el
tiempo suficiente para darme cuenta que se veía perfectamente como si fuera de
día, y además no era un espacio pequeño como lo que nos contaban de
“chiquetes" en la catequesis sobre la caída de San Pablo el apóstol, al que cuentan que una luz cegadora, divina,
lo iluminó, cayó del caballo y a partir de entonces cambió su vida. No, esto
era una luz que alumbraba todo como cuando es de día, se veía hasta la
carretera Las Mesas claramente y mucho más.
Le
pregunté a Emilio, cuando terminó de contar esto, si recordaba haberle
preguntado al conductor que le cogió después si había visto lo mismo y qué
opinaba; pero al parecer, había quedado tan impresionado que no se atrevió a
sacar el tema, ni tampoco el chófer del vehículo que lo cogió dijo ni pío del
asunto.
Por mi parte, le dije que yo no recordaba nada de
aquello, porque sin duda a esas horas, con mi edad yo estaría ya durmiendo, y
más sabiendo que al día siguiente tenía que madrugar para ir con los albañiles,
porque entonces yo trabajaba ya en la construcción de “oficialialillo”. Pero
sin embargo, sí recordaba también algo extraordinario vivido en mis propias
carnes, y se lo conté:
—Tú sabes que los sueños que recordamos al despertar
son vivencias personales únicas, irrebatibles y pueden considerarse parte de
nuestro historia personal. Pues hablando de estos, fíjate el sueño que tuve y
que recuerdo como si lo hubiera soñad esta mañana. Tuvo que ser también por
entonces porque se hablaba mucho de estas cosas. Fui testigo directo, o sea que
vi claramente posarse una nave espacial, “un platillo volante” como decíamos,
en pleno campo llano, por guijos o por allí, cerca del pueblo, muy próximo a
donde yo me encontraba y no me asusté, al contrario, me fui al encuentro de sus
ocupantes y llegué a verlos algo borrosos, aunque no conseguí entablar
conversación con ellos porque en estas me desperté, y por entonces no conocía
eso que ahora se sabe sobre los sueños lúcidos. O sea esto que te permite
volver a dormirte y continuar con el sueño que tenías entre manos. Lo que sí es
cierto es que me di cuenta al despertar, que había visto tan claro a los
extraterrestres que bien podía afirmar sin lugar a dudas que yo había visto a
los extraterrestres. Eso sí, solo había sido en un sueño.
Me pasó con
esto como con lo ocurrido a la mujer de cien años que entrevisté en 2010 en una
residencia de ancianos. La mujer era de Las Rozas, pero ya vivía en Madrid. Me
contó lo que le ocurrió con Santa Gema. Ella era muy devota de esta santa. Dijo
con todo convencimiento, que yendo ella por la calle de Bravo Murillo allá
cerca de la Plaza Castilla, donde está la parroquia de Santa Gema, se cruzó por
la acera con una mujer que era idéntica a la santa, y al cruzarse con ella,
dijo entre dientes “ay señor lo que se parece esta mujer a Santa Gema” y
entonces la otra volvió la cabeza al mismo tiempo que ella y dijo: “¿qué ha
dicho usted, señora?” "Pues que es
usted igualita igualita que Santa Gema". A lo que la otra respondió: "No señora, no soy parecida, ES QUE SOY SANTA GEMA".
Entonces ella se quedó haciendo cruces. A partir de entonces, mi entrevistada
quedó para siempre marcada y convencida de que había tenido una aparición de
esta santa.
Pero hay otra
cosa que quiero añadir a propósito del pueblo. Algo que he recordado muchas
veces que me contaron mis padres en más de una ocasión que ocurrió en época de
la Guerra Civil. Desde Pedroñeras se vio, mirando hacia poniente, durante uno o
dos días el cielo completamente rojo. Coincidía más o menos con la zona donde
pillaba Madrid, decían. Aquello a mucha gente la asustó y se comentaba que era
Madrid que estaba ardiendo por lo cuatro costaos. Luego dijeron lo que era
realmente y que se confirmó: se trataba de una aurora boreal. Ahora ese
fenómeno natural podemos verlo a través del siguiente enlace:
Y
volviendo finalmente a la década
los años 60 hubo muchos avistamientos,
fenómenos paranormales y todo tipo de historias y visiones que al parecer ahora
tienen explicación.
Os dejo aquí
unos enlaces por si queréis echarles un vistazo aunque hay muchos más.
Ovnis avistados
en la década de los 60
Más de la mitad de los ovnis vistos en
EE UU en los años 50 y 60 fueron aviones espía, según la CIA.
Y más sobre Ovnis y
avistamientos de objetos volantes no identificados
Fuegos fatuos y misterios sin desvelar a fecha de hoy.
Sueños voces y visiones en la tradición oral de Madrid
La aurora boreal de la Guerra Civil
Fabián Castillo Molina
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