Las palabras deshabitadas son aquellas que, como viejas casillas de campo, abandonamos en su desamparo para solo dejar en su interior nuestro recuerdo.
A modo de prefacio
Palabras deshabitadas, o en fuga, esas que van dejando de ser a sus despacios. Palabras que nos acompañaron durante mucho tiempo y poco a poco vamos dejando de usar por razones múltiples que me niego ahora a enumerar (visitad la introducción al diccionario lugareño). Palabras que han marcado nuestra habla, nuestro vivir. Palabras, a fin de cuentas, que nos configuran, que nos otorgan una identidad... y que se van como vinieron, ligeras de equipaje, escapando a nosotros como el viento en la red, pero marcadas con algún sambenito que no merecen. Pobres palabras nuestras, abandonadas a la deriva y náufragas de nuestros propios prejuicios. Adiós; pero regresad de vez en cuando a visitarnos para recordarnos quiénes somos, quiénes fuimos.
Sacau: sus usos
Apenas la oigo ya en boca de jóvenes. Es palabra que puede resultar un pelín basta en oídos foráneos -no lo dudamos-, sobre todo en la pronunciación, cuando la usamos como interjección del modo que todos sabemos. Pero, aparte de este, tiene varios usos o significados dialectales que no se nos escapan. Comencemos, en todo caso, por el principal (y detrás marcharán los demás).
1. Sacau se utiliza de manera exclamativa, normalmente para reprender una conducta, equivalente al más general “¡anda que...!” Es decir, que en vez de decir “¡Anda que va a ir a ver a su abuelo!”, pues nosotros lo hacemos así: “¡Sacau que va a ir a ver a su abuelo!” Los ejemplos podríamos aumentarlos hasta límites desconocidos: “¡Sacau que va a hacer por abrir un libro!”, “¡Sacau que no se lo dije!”, etc. Como comprobamos, va acompañada siempre de un que, y ambas forman una expresión de voces inseparables que enfatiza sobre la oración a la que complementa.
(No he encontrado esta palabra con este uso en ninguno de los numerosos diccionarios que he consultado: ni en los generales -por descontado- ni en los dialectales).
2. Cuando la usamos como sustantivo, puede equivaler también a 'ocurrencia' o 'invención ingeniosa', y normalmente la aplicamos a las del niño pequeño. Así, decimos: “¡Este chiquete es que tiene unos sacaus pa ser tan pequeño!”
Hay que decir que en este caso la palabra no tiene que ver nada con la anterior, no es otra acepción de la misma, y simplemente son homónimas (coinciden en sus sonidos).
(Con este empleo la palabra la he visto recogida también en diccionarios dialectales de La Roda, Casas de Benítez y La Manchuela).
3. Por último, esta forma se utiliza en lugar de excepto o salvo. Es acepción del verbo sacar recogida en el primer diccionario de la Real Academia Española, del siglo XVIII, llamado Diccionario de Autoridades (aunque no leo esta acepción, curiosamente, en el actual DRAE, como tampoco en el extraordinario Diccionario de Uso del Español de María Moliner).
El conquense Juan de Valdés escribe en su conocido Diálogo de la Lengua (s. XVI): “Si la ponemos a todos, sacando aquellos que comiençan por a”. Y en el Vocabulario de Correas (s. XVII) se explica la expresión salvante que como "sacando que". [Los subrayados son nuestros]. Podría citar algún texto más. También en algunos pueblos de La Rioja se usa sacante con este significado.
Pero no he encontrado ninguna muestra escrita de la manera de usarla aquí, que es más o menos así: “Sacaus ahí dos u tres días que llovió una pisca, no ha caído gotazo en to’l mes” o “Sacaus los primeros hilos, la viña no ha tenío na”.
(Se recoge con este uso la palabra saco en Campo de Criptana, y sacante en Toledo).
[Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico Pedroñeras 30 Días, número 53, agosto 2006]
[Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico Pedroñeras 30 Días, número 53, agosto 2006]
©Ángel Carrasco Sotos.
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Ángel Carrasco Sotos
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