¡Qué cosas más maravillosas podemos visitar en nuestro término sin necesidad de viajar, reservar habitaciones de hotel o comer fuera de casa! Son visitas de una tarde o para los fines de semana, de dos o tres horas largas; cada uno lo que desee quedarse en el paraje en que se encuentre, porque no solo existen los elementos que describimos, porque el entorno (más en este tiempo primaveral y apetecible) es maravilloso, para degustar y saborear despaciosamente: la naturaleza vegetal floreciendo y revelándonos la vida, las aves, conejos, bichejos que ahora aparecen por todas partes yendo de un lado para otro, viviendo, latiendo, siendo que uno tiene la sensación de ser un extraño, alguien que ha venido a perturbar, un ser molesto que no encaja en ese entorno, en esa vida vegetal y animal que parecen de otro mundo, o de un mundo paralelo y, por lo tanto, incógnito.