por Fabián Castillo Molina
Cuesta abajo cantorrera, casas blancas de cal, algunas tapias de color de la tierra con la que están hechas, con sus agujeros de agujas de tapiales sin cubrir, que sirven de refugio a ovillos de pelo de mujer peinada al sol y de “escondecordeta”. Portás verde botella, pintadas con pintura hecha de polvos, la más barata; puertas viejas, algunas abiertas de par en par dejando ver patios con rosales y macetas de geranios floridos. Es la calle Barajas, de Pedroñeras, por los años sesenta.