Uno de los apartados de los muchos que fui creando para ir agrupando en categorías los miles de cantarcillos, coplas y estribillos recogidos en nuestra comarca para escribir ese Cancionero popular de la Mancha conquense fue el dedicado a la mujer de Pedroñeras. Como ocurre en la mayoría de los casos, algunos de estos cantarcillos tradicionales (o populares simplemente) luego los continuó cantando nuestro grupo de coros y danzas Raíces Manchegas; otros simplemente ya han desaparecido: no se cantan y solo habitan tímidamente en la memoria de los mayores. Dentro de poco, solo los podréis encontrar en este libro.
Los dos tomos que recogen todas nuestras coplillas y romances de Pedroñeras.
Un auténtico tesoro a mi entender.
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Hoy os traigo por aquí dos de ellos y, para no cansar, os dejaré más en adelante. Se corresponden con los números 1062 y 1063 de mi recopilación.
En el primero, quien canta se dirige a un lector o interlocutor anónimo (que en realidad somos todos) al que se le incita a que mire y vuelva a mirar y admire definitivamente a las mujeres de nuestro pueblo, que el autor caracteriza, así en general, como de delgado talle y de corazón alborotado. Leed.
1062
Míralas y remíralas,
que de Pedroñeras son:
delgaditas de cintura
y alegres de corazón.
En el segundo de ellos, canta un pedroñero que se enorgullece de haber nacido en este su pueblo de Pedroñeras, alegando por añadidura que nunca niega la patria que le vio nacer. Ya sabéis que hay personas que ocultan esto mismo por la vergüenza o el prejuicio de haber nacido en un pueblo, más aún cuando trata con personas de una gran ciudad y se sienten complejos ante lo que puedan pensar sobre uno si saben que ha nacido en una pequeña población. En fin, cosas de nuestra compleja psicología social, aspectos que hay que saber superar a mi juicio. Pero -volviendo al asunto- no conformándose con declamar el que canta estas palabras de orgullo por
haber nacido aquí, añade que su amor solo es posible junto a una pedroñera. Claro, más aún sabiendo que son delgaditas de cintura y alegres de corazón. Así cualquiera. Para qué irse a otear a pueblo ajeno, ¿no?
1063
En Pedroñeras nací,
mi patria nunca la niego.
Como soy de Pedroñeras,
a una pedroñera quiero.
En entradas posteriores os dejaré más coplas que hablan sobre la mujer de Pedroñeras. Estad atentos.
©Ángel Carrasco Sotos
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