Ángel Carrasco Perera (al que nunca he tenido el gusto de conocer como a otros tantos angelcarrascos que han sido en el planeta Tierra a lo largo de la historia de la humanidad)
A veces me llaman por teléfono, me escriben un correo, recibo un mensaje por whatsapp o por el messenger de Facebook. Me dicen: "Oiga, le queda algún ejemplar de tal o cual libro". Oigo (leo) el título y me pregunto, tras unos segundos de desconcierto: "¿Pero cuándo escribí yo ese libro?" Y caigo en la cuenta. "Es otro de mis improbables lectores", me digo. "¿Pero no es usted Ángel Carrasco?" "Sí, está usted en lo cierto, pero no su Ángel Carrasco. No es a mí a quien busca, amigo". Y se despiden casi siempre a la francesa quizá para evitar que les ofrezca mi mercancía, o (también los hay) pidiéndome perdón por la molestia. No la hay; forma parte ya de mi vida y del anecdotario que la rodea, que es pobre, evidentemente, y no da para escribir diarios y esas cosas.