por Fabián Castillo Molina
por Fabián Castillo Molina
por Vicente Sotos Parra
Esta historia es mitad verdad, y la otra mitad inventada por alguien que con pocos conocimientos, pero no teniendo otra cosa mejor que hacer, se pone a divagar por sus recuerdos de su niñez hace ya algunas décadas.
El que aprecia el valor de otra gente tiene una vida mucha más rica, mas fe licitante, que es una palabra que ama me gusta mucho. El volcarse hacia otros, el ver que eres capaz de ayudar, es mucho más fe licitante que el estar mirándose a sí mismo, que es tan empobrecedor. El dejar de lado al que no nos interesa está presente en todas las sociedades. Es una tendencia en toda la historia de la humanidad. Supongo que va a continuar.
Era 1512, Don Alonso de Calatayud decidió acortar las sogas de las campanas de la iglesia parroquial. Su fin no era otro sino evitar que los regidores y alcaldes provencianos se reunieran en concejo al tañer de las campanas. Ese mismo año los provencianos habían acusado a su señor de entrometerse en las competencias judiciales de sus alcaldes.
por Vicente Sotos
II PARTE DE DON AJETE MORADO
Corrían los años cincuenta y en el lugar, de Párroco ejercía don Modesto. Era un hombre de una gran humanidad y corpulencia, de anchas espaldas y andar lento y pausado hablar. Dedicándose de entero a sus feligreses de buena fe. Mientras, en Roma estaba el Papa era Pío XII, también hombre de gran humanidad y de presencia corpulenta. Siempre uno y otro al parecer bien alimentados por esos devotos y seguidores fieles.
por Fabián Castillo Molina
(según vivencias y un primer esbozo escrito de Emilio Castillo Molina)
Aquel fue un día caluroso de julio del año 1953, tenía yo ocho años.
Aquella mañana no la olvido porque el recuerdo reiterado de lo que sucedió después me ha acompañado toda la vida. Los días en los que me iba a ir con mis padres, con mis tíos y mi abuelo al campo, aunque fuera a segar, como no tenía escuela, era como vivir una aventura, y esas noches dormía poco. Madrugamos mucho porque al salir el sol había que estar en el haza, con las hoces en ristre abriendo tajo. El trigo estaba sembrado en la finca de La Veguilla en tierras arrendadas por mi abuelo.
Escrito por Vicente Sotos Parra
Esta es la historia de un paisano nuestro, que a pesar de no tener fecha de nacimiento, si os digo que lleva muchos años entre nosotros, que ha hecho que su nombre sea el más representativo de este pueblo, a nivel nacional, ¿qué digo nacional? ¡a nivel mundial! Sí… ya lo habéis adivinado, es el famoso don Ajete Morado.