Dada la importancia que para Pedroñeras tendría, ¿debería volver a nuestro pueblo este cuadro de El Greco? La pregunta sólo tenemos derecho a responderla nosotros.
De todos es sabido que el cuadro La oración del Huerto, de Doménikos Theotokópoulos, “El Greco”, pintor cretense afincado en España desde finales del siglo XVI hasta su muerte (Toledo, 1614), pertenece al pueblo de Las Pedroñeras -adonde llegó por no se sabe qué dichosa senda del destino-, si bien actualmente viste una pared del Museo Diocesano de Cuenca.
El cuadro, cuyas medidas son 0’88 x 0’50, fue restaurado en el año 2000 por Paloma Renar en el Instituto del Patrimonio Histórico Español, y ha pasado por distintas exposiciones: por la de Arte Antiguo, celebrada en Cuenca en 1956; por la titulada “La Pasión del Señor en el Arte Conquense”, de 1967; y últimamente (en 2003) fue exhibido en el Metropolitan Museum de Nueva York, con motivo de una exposición temática en torno al Greco.
Datos sobre el cuadro
Estos son los datos que podemos leer en el conocido libro de Jesús Bermejo La Catedral de Cuenca:
“En esta composición aparecen, en primer término, los apóstoles Pedro, Juan y Santiago, dormidos; y en un plano superior, lleno de luz, en contraste con el anterior, la figura de Cristo, con túnica de carmín y manto azul, arrodillado y recibiendo la visita de un ángel, vestido de verde claro, que desciende sobre una nube con el cáliz en la mano. Al fondo, a la derecha, está figurado el Prendimiento de Jesús, y una luna pálida alumbra la escena entre los árboles del Huerto. Los contrastes de luz y sombras son espléndidos. Es obra que procede de la iglesia de Las Pedroñeras (Cuenca), en donde fue descubierto por don Elías Tormo en 1928... Como tantas otras obras del Greco, también esta ha sido repetida por su autor en diversas ocasiones... Esta de Cuenca es excelente, y está firmada por el autor en el ángulo inferior derecho con caracteres griegos: Domenicos Theotocopuli, epoiei. Debe corresponderse con los últimos años del siglo XVI o muy al principio del XVII” (tomo el texto indirectamente, del libro Museo Diocesano. Catálogo, de Santos Sáiz Gómez, publicado en 2004).
Un viaje de ida y vuelta
Desconozco hasta qué punto sería viable que el cuadro regresara a su lugar de origen, es decir, a nuestro pueblo, donde pienso que sabríamos custodiarlo tan bien como lo puedan hacer en Cuenca. Desde luego, sería un reclamo importante para que nuestra villa fuese visitada por un número mayor de turistas o viajeros. Aunque no se me escapa que el Museo Diocesano quedaría casi en cueros si todos los pueblos exigiesen las piezas propias que allí se exponen; como tampoco que necesitaría de unas medidas de seguridad y unas condiciones térmicas especiales.
Yo soy partidario de que el cuadro vuelva, y así podamos admirarlo aquí como durante tantos años se hizo. De seguro que esto es casi imposible y razones para ello habrá, tantas como se puedan dar en sentido contrario, como casi siempre.
©Ángel Carrasco Sotos
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