Los vamos arrinconando cada vez más hacia el pasado a medida que van desapareciendo ya de la memoria de los vivos. Son instrumentos que cayeron en desuso cuando la modernidad se introdujo de manera definitiva en los núcleos rurales y los carros y las mulas fueron siendo sustituidos paulatinamente por los vehículos a motor. El cambio fue brutal. El chirrido de las ruedas de los carros rompiendo el silencio, el pasar de las llantas (el aro) sobre las piedras y la tierra de las calles aún sin asfaltar, el rebuznar (regusnar decían) de los animales, las voces que hacia ellos dirigía quien los dirigía... todo fue sustituido por los rugidos de los motores.
Uno de esos instrumentos usados con las mulas era el acial. Es un nombre este que proviene del árabe az-ziyār, que en su lengua original tenía el significado de 'tenaza del albéitar', es decir, que era usado por el veterinario.
Seguro que muchos de vosotros conserva un acial en casa, de sus abuelos, si es que no le acudió la carcoma y tuvo que tirarlo a la basura o al fuego, como otros instrumentos que fueron pasto de las llamas en un pasado más o menos reciente, cuando aún uno no se le daba importancia a estas cosas viejas. Gran parte de este pasado nuestro, resumen de un modo de vida que abandonamos, se lo ha tragado el fuego, o el vertedero municipal, al cual acudía yo a veces para rescatar parte del naufragio. Las cámaras se vaciaban y uno iba a descargar estos trastos viejos (tesoros para otros) a la zona de vertidos. Otros conservan (conservamos) todavía algunas cosillas de nuestros abuelos y tenemos nuestro pequeño museete en casa. Este acial de la imagen era de mi abuelo Julio Sotos Haro, "Santano" para más señas.
Su descripción
Yo creo que para fabricar un acial, a veces uno se servía de dos palos cualquiera, porque los he visto de muchos tipos, aunque este, de maderas más o menos ornamentadas era bastante frecuente (¿serían simples patas o maderas de una silla?). Cada palo medirá unos 25 centímetros y están unidos por un extremo, como veis, por unas pequeñas armellas, hembrillas o cáncamos (que es la palabra que se usa aquí). En el extremo opuesto, uno de los palos consta de una agujero por el que se ha introducido una cuerda o cordel.
Su uso
El acial se utilizaba básicamente para calmar o apaciguar a la mula u otra caballería cuando esta iba a ser herrada o esquilada (era objeto que siempre llevaban los pelaores remetido en la correa), para que estuviera quieta. A modo de tenaza, se colocaba, bien sujeta con el cordel, cogido a una oreja o al morro de la caballería. El dolor conseguía "anestesiarlas" y permanecían tranquilas mientras se efectuaba su esquilo o herrado.
En fin, ya decía Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española, publicado en 1611, que "más podía acial que fuerza de oficial". No es refrán que se usase en Pedroñeras, pero sí que tenemos alguna frase como la de echar (a alguien) el acial, que aquí se ha usado para dar cuenta de que lo acallamos con una intervención cuando esa persona estaba diciendo tonterías, cosas alejadas de la realidad.
ÁNGEL Carrasco Sotos
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