En el libro Tesoro del cielo del santo Rostro de Jesús, que se venera en Osa de la Vega, publicado en Madrid el año 1695, cuyo autor fue fray Cristóbal de los Santos, Trinitario Descalzo, natural de esa villa, donde se describe el origen y los milagros que se atribuyen a su imagen, se narran dos milagros acaecidos en las personas de dos habitantes de Las Pedroñeras, en su libro II, Cap IV. Son los siguientes, que transcribimos literalmente para su sencilla lectura.
Milagro 157:
Juan López Espejo y Ana Ballestera su muger, vezinos de la Villa de las Pedroñeras, tenían una niña, hija suya, llamada María de Araque, de edad de quatro años, y de 8 meses, la qual nació tullida, y jamás se avía podido tener en pie. Encomendola su padre a esta santa Imagen, y por el mes de Junio del dicho año de 44. la llevó a su santa Capilla, dio limosna para que se dixesse en el Altar de este santísimo Rostro una Missa, como tenía ofrecida, por la salud de su hija. Oyéronla el padre, y esta niña, y al dezir el Sacerdote al acabas la Missa el Ite Missa est, se levantó buena, y sana, y salió la niña por su pie de la Capilla a la Iglesia, muy contenta, andando sol, sin reconocérsele impedimento alguno. Aclamaron todos los presentes este tan gran milagro, alabándole por ello a este Divino Señor, como Autor de tales prodigios, en esta Imagen de su santísimo Rostro. El padre muy gozoso dio gracias por tan singular merced a esta santa Cara Divina; y bolviéndose con su hija sana a su casa luego se publicó este milagro en toda aquella Villa de las Pedroñeras, yendo todo el lugar a ver la niña; de que quedavan admirados, quedando todos a esta santa Imagen muy devotos, implorándola en todos sus conflictos por toda aquella tierra, experimentando nuevas maravillas cada día.
Texto original
Anverso y reverso de medalla con el Santo Rostro de Jesús
Milagro 158:
Juan García Cañizares, casado con Elvira Sánchez, ambos vezinos de la villa de las Pedroñeras, un día que fue a dos de Junio, del dicho año quarenta y quatro, estando aderezando un carro, repentinamente le dio un mal, que se dezía ser ramo de perlesía, de que quedó privado del uso de los sentidos, y tenido por por difunto; solo al principio pudo hazer una seña a su mger, que se halló presente, por la qual entendió pedirla le traxera una Imagen del Rostro de nuestro Señor Jesu Christo, que en reverencia de la que se venera en la Villa de la Ossa, tenía en su casa, de quien el dicho Juan García era devoto; al punto fue la dicha Elvira Sánchez por el quadro, que estava colgado en un aposento de su casa; y traído, le aplicó a su marido, y ofreció, que si este Señor le dava vida a su esposo, avían de ir ambos a la Villa de la Ossa a visitar su Santa Cara. Sucedió esto dicho día a las onze de la mañana, poco más, o menos; y estando ya previniendo las cosas pertenecientes a su entierro, a cosa de la una de la tarde, sin otro remedio más que la promesa, y aplicación del Retrato de esta Imagen Santa, bolvió en sí sano, y bueno, y sin el accidente de la perlesía, con admiración de todos los presentes, que ya le tenían por difunto, y le acompañavan su cuerpo, más que por vivo para acompañarle al sepulcro. Fueron luego marido y muger a cumplir su promesa, publicando este milagro, y dándole a este Señor las gracias, se volvieron a su casa, agradecidos, mirando a este hombre de allí adelante como resucitado todos.
Texto original
©Miguel Ángel Vellisco Bueno
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