Miguel Ángel Vellisco es un curioso belmonteño que ha empleado parte de su vida en el estudio y la recogida de datos relacionados con Belmonte, fundamentalmente. Aún sigue trabajando en un libro sobre una historia de su pueblo que algún día verá la luz y del que hoy nos regala una primicia. Parte de sus conocimientos sobre esta población vecina y la zona en la que queda englobada Las Pedroñeras nos los irá ofreciendo en sucesivos artículos, pequeñas píldoras de grata degustación y tras las cuales, no lo olvidéis, siempre hay una intensa y afanosa investigación.
Este primer artículo está dedicado a la desaparecida ermita de Santo Domingo de Silos, que fuera también belmonteña cuando el término de Robredillo formó parte de Belmonte durante el siglo XV. Interesante todo lo que nos cuenta Miguel Ángel. Sea bien venido y desde aquí le damos las gracias por engrandecer con sus hallazgos este blog.
Este primer artículo está dedicado a la desaparecida ermita de Santo Domingo de Silos, que fuera también belmonteña cuando el término de Robredillo formó parte de Belmonte durante el siglo XV. Interesante todo lo que nos cuenta Miguel Ángel. Sea bien venido y desde aquí le damos las gracias por engrandecer con sus hallazgos este blog.
La ermita de Santo Domingo de Silos
por Miguel Ángel Vellisco Bueno
Se tienen noticias de que hasta el siglo XIX una ermita dedicada a Sto. Domingo de Silos, situada en el término de Pedroñeras y punto denominado de la Veguilla en la corriente del río Záncara. Era ermita que estaba bajo la jurisdicción de Belmonte. Existía allí una cofradía del santo que acudía una vez al mes a la ermita en la que se oficiaba una misa, servida como estaba por un Capellán que nombraba el mismo Ayuntamiento.
Esta ermita es el último bastión que le quedó a Belmonte después de la pérdida de parte de su término en 1480: la zona del despoblado del Robledillo a favor de Las Pedroñeras, que los Reyes Católicos otorgaron por apoyar su causa en contra del Marqués de Villena, en la guerra de sucesión por la corona de Castilla.
Antiguamente existía la obligación en Belmonte de asistir a tal ermita un miembro de cada familia, a la romería que se celebraba hasta ella. El día 30 de abril por la mañana se traslada el santo hasta Belmonte, y a la altura de la ermita de la virgen de Gracia era recibido por todo el Cabildo de la Colegiata y las autoridades locales de donde en procesión era traslado hasta la Colegiata de la villa.
El día 1 de mayo, salía de la Colegiata acompañado por todo el pueblo hasta las afueras de la villa, de donde se le despedía y se le retornaba a su ermita, hasta el año siguiente.
Era un santo al que se le tenía mucho fervor y devoción por los supuestos milagros y favores que había realizado al pueblo:
En el año 1637, hubo una gran sequía en la comarca, y si no llovía a tiempo se podrían llegar a perder las cosechas. Los belmonteños determinaron encomendarse al Santo, y el día 23 de mayo lo sacaron en procesión desde su ermita hasta la Colegiata. Comenzaron a cantar implorando auxilio divino por medio de la intersección de Santo Domingo de Silos, y el cielo, que estaba sereno y claro, comenzó a derramar muy copiosas lluvias, las cuales duraron dos días, sin truenos, ni tempestad alguna, por lo que los campos quedaron remediados y se salvaron las cosechas. Los vecinos, después de haber dado gracias a Dios y a su Patrón Santo Domingo durante nueve días, volvieron a llevar la imagen a su ermita, acompañado de numerosos sacerdotes, de religiosos, seglares y con una muy lucida soldadesca. Todos tuvieron por milagro el suceso, y se tomó por fe y testimonio ante el Secretariado del Cabildo de la Colegiata.
No fue este el primero ni único beneficio que Santo Domingo de Silos hizo a Belmonte, porque el 26 de mayo de 1627, en circunstancias meteorológicas similares, debido a su intervención, supuestamente realizó el mismo favor.
"(...)Veintidós Reales al Comisario que nombra esta Villa a la procesión que se hace a la ermita de Santo Domingo de Silos, sita en el término de las Pedroñeras".
Fuentes de información:
Juan de Castro, Santo Domingo de Sylos, (1688)
Pascual Madoz, Diccionario geográfico (1845)
En el Catastro del marqués de la Ensenada (1752) en las respuestas generales a las cuestiones 25 y 26 referentes a Belmonte ("¿Qué gastos debe satisfacer el común, como salario de Justicia y Regidores, Fiestas del Hábeas u otras: Empedrados, Fuentes, Sirvientes etc. De que deberá pedir relación auténtica?" Y "¿Qué cargas de Justicia tiene el común, como censos de que responde u otros, su importe, por qué motivo y a quién, de que se deberá pedir puntual noticia?"), se contesta a nuestro interés:
Fuentes de información:
Juan de Castro, Santo Domingo de Sylos, (1688)
Pascual Madoz, Diccionario geográfico (1845)
Mucho más sobre esta ermita pedroñera en este libro
©Miguel Ángel Vellisco Bueno
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