Miguel Ángel Vellisco Bueno
En este capítulo se da cuenta del Atropello cometido
contra una persona, debido a un cordón Sanitario por motivo del Cólera, de un robo en la Ex-Colegiata, de la presunta
dejadez de funciones del juez de instrucción, y de la aparición de una plaga de
langosta.
1883
“la ilustración ibérica”
Dibujo publicado del castillo de Belmonte
30
de septiembre de 1883” el imparcial”
A las tres y media de la
tarde falleció en la casa de socorro del distrito de la Latina, un sujeto de 42
años, llamado Bonifacio Zorri, carretero, natural de Belmonte (Cuenca), que se
había indispuesto en una cochera de la calle de San Isidro.
19 de octubre de 1885 “el globo”
CANTONALISMO SANITARIO
Recomendamos al señor
ministro de la Gobernación la lectura de la carta que a continuación copiamos,
y que va dirigida a él.
En ella se denuncian
atropellos escandalosos cometidos con una persona tan respetable como el médico
alienista Sr. Escuder, el cual ateniéndose a la ley escrita, quebrantó el
cordón sanitario establecido en Belmonte.
Veremos si después de leerla vuelve en sí el Sr. VIllaverde y demuestra que aún conserva
restos de aquella energía que hizo en él un héroe en motines de estudiantes y
de verduleras, y sienta la mano a las autoridades que apadrinan atropellos y
desafueros como los cometidos en Belmonte.
Dice así la carta:
Señor ministro de la Gobernación:
Sé que es usted amante
de la ley y de la justicia, y por ello apelo a Vd. y denuncio a la opinión
pública, los injustificables atropellos que por aquí se cometen, esperando que
no han de quedar impunes.
Desde el manicomio de
Carabanchel donde vivo, me vine a Vilaescusa de Haro(Cuenca) en cuyo pueblo estoy
actualmente, y al ir a atravesar de paso por un pueblo llamado Belmonte, con el
objeto de alquilar un caballo y seguir mi camino, fui detenido a las puertas de
la población por un sujeto de mala traza, quien impidiéndome con los peores
modos el paso, me dijo que era guarda del cordón y que no permitía la entrada a
ningún forastero; le contesté que un Real Decreto publicado en la Gaceta
prohibía establecer cordones sanitarios en ningún pueblo de la península, y no
reconociendo en aquel sujeto derecho alguno a detenerme, penetré en el pueblo, y no habría avanzado 100 metros por
una de sus calles, cuando me vi rodeado de gran número de gentes que se
interpuso en mi camino rodeándome y
gritando: ¡A ese que trae el Cólera!. A tal hostil recibimiento, pregunté si
había entre ellos alguna autoridad, y uno de ellos me contestó que era el
presidente de la Junta de Sanidad, mandándome con tono imperativo que saliese
inmediatamente del pueblo.
En vano fue que expusiese el derecho que tiene
todo ciudadano español a discurrir libremente por cualquier punto de la nación;
se amotinó la masa, se oían grito de: ¡Fuera ese criminal! Y amenazas de que me
iban a sacar a viva fuerza si no obedecía; protesté contra aquel desafuero, pidiendo
que se diese parte al alcalde o al juez de primera instancia; recalqué a un
alguacil que entre ellos estaba, amparo para presentarme a la autoridad de la
villa; no solo se negaron, sino que pretendieron ver si llevaba un revolver
para defenderme, y así que se convencieron que yo viajaba desarmado lo mismo
por estas tierras que por otras calles de Madrid, entonces, cobrando mayor
heroicidad, uno de ellos me dijo que era juez de primera instancia, mandándome
descortésmente que me echase fuera del pueblo; le supliqué que me dijese su
nombre, para en su día alegar mi derecho , contestándome que no le daba gana,
acompañando estas palabras con insultos y amenazas
dichas en tono de desafío, amparado como se hallaba por toda una población; a
oírlas de nuevo me negué en redondo a salir y obedecer la orden de aquel juez (
que luego supe que no era tal, sino un cualquiera que usurpaba este título para
imponerse). Lo mismo fue oírse mi negativa, alegando al supuesto juez que
prefería ir a la cárcel, que caer sobre mi hombro un enorme garrote, golpe
alevoso asestado por la espalda mientras yo dirigía la palabra al pretendido
juez. Revolvime para castigar a aquel insensato, y la masa de gente de echó
airada sobre mí, y a no interponerse en
mi defensa dos que parecían más racionales, no sé en qué hubiera parado
el conflicto.
Yo creo que no deshonra
este golpe aleve y traidor inferido por la espalda a un viajero indefenso que
reclama el amparo de la ley, yo creo que no
deshonra esta cobarde agresión de un desconocido apoyado por un pueblo
fanático por el miedo al cólera; yo creo que no deshonra como deshonraría la
coz de una caballería; pero si alguna persona digna de Belmonte lo dudase y se
hiciese solidario de esta felonía, yo estoy dispuesto a probarle en el terreno
que escoja, que solo por la espalda, y no de frente se puede herir e un
caballero.
En resumen Sr. Ministro, se han violado en mi
todos los derechos que la ley consigna; hay cordón en Belmonte faltando a la
ley escrita (y eso que en el pueblo hay cólera y yo les ofrecí generosamente
mis servicios como médico), y por último y aquí llamó la atención del Sr.
Ministro de Gracia y Justicia, un
individuo de la masa amotinada usurpa el
título de juez de primera instancia, tratando de imponérseme en nombre de la
ley.
Sé que aquí no he de
encontrar justicia; todo el pueblo en masa partidario del acordonamiento, y
enemigo por consiguiente, de quien, como yo, lo ha quebrantado, declararían
contra mí. No he podido hallar autoridades aunque las he buscado; apelo pues a
la rectitud y a la integridad del señor ministro de la Gobernación, y a la de
la opinión pública manifestada por la honrada prensa si quiera para que no
quede del todo impune la violación de un derecho como sucedería en un país de
kabilas.
José María Escuder
15 de diciembre de 1885 “la
Esperanza”
En la noche del día 11
de Diciembre, se realizó un robo en la Colegial , los ladrones se llevaron: Cinco
Cálices, varias custodias, algunas reliquias, seis candelabros de plata maciza
y una gran cruz del mismo metal.
29
de abril de 1886 “la iberia”
Uno de nuestros colegas
publica los siguientes párrafos en que se denuncian varios abusos, de que
teníamos noticias por varias notas recibidas de la provincia de Cuenca: Hemos recibido
bien poco satisfactorias del estado en que se encuentra el partido judicial de
Belmonte, provincia de Cuenca, y resistiéndonos a darlas entero crédito, nos
limitamos por hoy a formular las siguientes preguntas, que deseamos sean
contestadas por los periódicos que están en contacto con el Gobierno.
¿Es cierto que durante
ese año, el juez no ha abandonado el lugar de su residencia para constituirse
en el lugar donde se cometieron los delitos, dejando la formación de las
primeras diligencias, que son las más importantes, a los alcaldes?
¿Es cierto que le juez
de Belmonte tiene sobre sí repetidas advertencias y prevenciones de la
Audiencia del territorio?
Si se nos prueba que
esos hechos no son exactos, estamos prontos a rectificar los informes que se nos
dan; en otro caso, seremos más explícitos y pediremos al Gobierno que cumpla
con su deber.
16 de mayo de 1886”el progreso”
En el
distrito de Motilla, San Clemente y Belmonte se ha iniciado una desoladora
plaga de langosta, sin embargo de hallarse en estado de mosquito, ha
principiado en acción debastadora. Tenemos cartas de aquellos pueblos dándonos
desoladoras noticias. En donde ya principia a comerse y destruir la siembra y
los viñedos. De nada sirven los heroicos esfuerzos de los vecinos, que pasan
todo el día en los campos matando cuanto pueden, porque no es posible
exterminarla. Llamamos la atención del digno Sr.Gobernador Civil, para que
redoble sus esfuerzos cerca del Gobierno a fin de allegar recursos con que poder
socorrer tan apremiante necesidad. La cosa urge y no tiene espera. Dentro de
pocos Días, Aún suponiendo que a éstos desgraciados pueblos se les auxiliara
con algunos fondos, ya sería tarde.
11 de mayo de 1887 “siglo futuro”
Una
numerosa comisión de alcaldes, de la provincia de Cuenca, ha visitado a los
señores presidente del Consejo y ministro de la Gobernación para pedirles
recursos conque poder extinguir la langosta que amenaza con destruir la cosecha
de sus distritos más ricos.
En
Fuente de Pedro Naharro, Tarancón, Belmonte,Villamayor de Santiago y otros
términos vecinos se presenta en proporciones alarmantes.
Miguel Ángel Vellisco Bueno
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