Ordenador versus alma
Ahora, el alma de cada uno, es su ordenador. Cuando alguien se acerca al mío, parece que me la va a robar. Por otro lado, es un descanso, poder dejarte el alma en casa, con clave de acceso. Vas al trabajo, a la compra y al cine completamente desalmada. Te digan lo que te digan, no te hieren, porque tú vas tranquilamente sin alma, así que ya solo te duele si te pegas una leche, te das un golpe con algún cajón o sufres un ataque de apendicitis.
Le escribes lo que quieres, lo guardas y lo puedes olvidar completamente, que ahí lo encontrarás cuando te haga falta: los agravios, para cuando llegue la hora de resarcirte, los arrebatos de amor transformados en poemas, cartas que se envían y las que no. Lágrimas en forma de letras y fotos con todos los colores de lo que ya pasó, para siempre jamás. Te puedes descuidar. Tu cara ya no es el espejo de tu alma. Es el vivo retrato de tu amigo ordenador.
Le escribes lo que quieres, lo guardas y lo puedes olvidar completamente, que ahí lo encontrarás cuando te haga falta: los agravios, para cuando llegue la hora de resarcirte, los arrebatos de amor transformados en poemas, cartas que se envían y las que no. Lágrimas en forma de letras y fotos con todos los colores de lo que ya pasó, para siempre jamás. Te puedes descuidar. Tu cara ya no es el espejo de tu alma. Es el vivo retrato de tu amigo ordenador.
©Teresa Pacheco Iniesta
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