Pues sí, así las gastaban en la España de Fernando VII tras el breve tránsito del trienio liberal. El texto está tomado de La Gaceta de Madrid de ese mismo año de 1824, de un "Extracto de varias caudas falladas por la Comisión militar ejecutiva de Castilla la Nueva desde el mes de Julio último". Leed.
"Andrés Martínez (alias Pizco), de edad de 32 años, natural y vecino de Las Pedroñeras, provincia de Cuenca, hallándose suficientemente convencido del delito de alabar el sistema revolucionario por las canciones y expresiones que se le oyeron proferir, y además del execrable de blasfemia e irreligión, se le condena en 4 del pasado Setiembre a la pena de 200 azotes y 10 años de presidio con retención, cuya sentencia fue ejecutada".
¡Tócate los talones: 200 azotes y 10 años de cárcel! ¡Ahí es nada! ¡Y solo por cantar! Que ni el Fari, por no pensar en otros peores, sufrió en vida pena semejante. Y es que la justicia en España -y esto se ve que viene de antiguo- o se pasa o no llega.
©Ángel Carrasco Sotos
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