Como ya os dejé dicho, hace unos días la amable Carmen Iniesta Iniesta nos envió un correo que, aparte de incluir esas fotografías antiguas sobre el Santísimo Cristo de la Humildad y Jesús Nazareno, que ya pudisteis ver por este blog, incluía información muy valiosa sobre dos sacerdotes pedroñeros asesinados en la guerra civil. Tanto de Alejandro García Vidal como de Gabriel Iniesta Redondo hemos dejado algunas cosas por esta bitácora: una breve semblanza del primero (aquí podéis leerla) y un poema del segundo dedicado a Fernando Pelayo (por aquí).
Con motivo de la investigación que llevamos a cabo Fabián Castillo y uno mismo sobre la persona y obra del escritor pedroñero Julián Escudero Picazo (del que tenemos preparada una edición de su obra principal), amigo como era de Gabriel Iniesta, el pariente de este, Pedro Iniesta, nos facilitó generosamente un cuaderno autógrafo con más de 30 poemas de este sacerdote, entre los cuales se encuentra el que nos regala Carmen, también escrito de su puño y letra. Os lo ponemos por abajo junto a su transcripción para que podáis leerlo con claridad.
Carmen, nuestra informante, es familiar de ambos curas, y aparte del poema nos proporciona información detallada de ambos por lo que se refiere mayormente a su genealogía. Os expondremos en otra entrada la que se refiere a Alejandro García.
Gabriel Iniesta Redondo fue hijo del matrimonio entre Pedro Iniesta Hortelano y Plácida Redondo Izquierdo. Pedro Iniesta se había casado anteriormente con Rafaela García Vidal, hermana de Alejandro y bisabuela de Carmen Iniesta, nuestra informante. Don Gabriel tendría 8 hermanos más, según Carmen (11 hermanos se asegura que fueron en total en la obra Martirologio de Cuenca, de Cirac Estopeñán). Moriría en la madrugada de un 14 de noviembre de 1936.
Os dejo el poema autógrafo de Gabriel, facilitado por Carmen y abajo la transcripción enviada también por ella. Se trata, como leeréis, de un poema sacro de alabanza a la Virgen. Vuelvo a reiterar mi gratitud por estos datos que siempre sirven para ir pergeñando al menos la historia de Las Pedroñeras.
A la Santísima Virgen María
Todo es pequeño en el mundo,
aunque nada despreciable:
tan sólo tú grande fuiste
al ser Virgen y ser Madre.
Maravilla singular
es lo que Dios hizo en Vos.
Lo humanamente imposible
santidad en Vos halló.
El Paráclito Espíritu
que inunda la Creación
te fecundó santamente
y santo el parto brotó.
Pues que Santo de los santos
es tu hijo, el Gran Señor
de los cielos y la tierra,
nuestro amable Redentor;
A quien adoro y venero
con todo mi corazón,
y le recibo en mi pecho
por la Santa Comunión.
Y sigo su gran doctrina,
lumbrera del orbe entero,
que me obliga a respetar
al grande como al pequeño.
Que mire a los hombres todos
con el mismo amor fraterno,
sin diferencia de clases,
sea nacional o extranjero.
Bien sea amigo o enemigo,
ora completo o incompleto;
Como quiera que este sea:
así lo manda el Maestro.
¡Qué orgullosa habréis de estar
con tan valioso Portento…!
¡Qué dignidad tan sublime
te concedió el sempiterno!
Grandiosa Virgen María,
a tus plantas hoy me tienes…
Con tu Iglesia yo te alabo…
Recibid mil parabienes.
Toma flores, Madre mía.
Toma flores, Madre mía.
Gabriel
Iniesta
©Ángel Carrasco Sotos
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