No solemos pasear por el pueblo, por el interior del pueblo. Bueno, en realidad, puesto que estoy ocupado casi siempre, nuestros paseos se han reducido mucho últimamente (acostumbro a pensar que tiempo habrá y ando como desengrasado, o "engrasado" en demasía). Pero es el caso que el otro día sí salimos... y lo hicimos por el pueblo. No había ningún propósito previo, pero era el caso que llevaba el móvil en el bolsillo y no pude resistirme a tirar unas fotos a determinadas atractivas imágenes que mi entendimiento creía interesantes (aun a riesgo de perder el paso de la marcha y convertirse esta, a la postre, en un mero paseo). En fin, de una selección de esas fotos quisiera dar cuenta por este blog, no solo a la espera de que os gusten y os digan algo (aunque sea al oído), sino para animaros a fotografiar ese pueblo viejo que poco a poco va quedando sepultado por la modernidad. Solo ahora es el momento de dejarlo recogido en imágenes. Espero que este paseo sea el inicio de otros muchos (con permiso de la parienta, claro). Este paseo transcurrió desde el Coso, por la calle San José hasta el Pozo nuevo para luego seguir por Santa Lucía, la costanilla de Santa Ana y poco más.
Antes encerrados y ahora tan solicos, morirán de pie los angelicos.
Callejones estrechicos que se asemejan a los pasillos de una casa.
Tejadillos que ya no se usan y portás con remiendos.
Portás viejas, fachás sin la piel de la cal, en carne viva,
son testigos de un tiempo ya perdido.
Más portás de esas antiguas que han de quedar recogidas en imágenes...
porque van quedando ya tan poquitas.
Más fachás: escascarillás o blanqueás, pero de las que van quedando pocas,
en espera de una excavadora que llegará un año u otro.
Y el Pozo Nuevo, el Aragón, Santa Lucía...
Paredes blancas salpicadas de ventanas y ventanillas en inverosímil disposición.
La casa de la condesa, señorial, y sus bellas rejas quizá algo olvidadas.
¿Y en esta? ¿Os habéis fijado en los detalles y belleza de esta reja?
La portada del antiguo cuartel.
Nuestra iglesia desde la costanilla de Santa Ana que, jugando al escondite,
asoma sus dos ojos por encima de los tejados.
ÁCS
Me encantan las fotos y es una pena, según mi punto de vista, que ese patrimonio se pierda en aras de la modernidad. Se puede restaurar, pero sale más barato meter la pala, aunque se pierda el encanto.
ResponderEliminarEs una batalla perdida, Ofelia. Pero de todos modos es nuestra obligación dejar constancia gráfica de lo que fuimos. Al menos eso, pienso yo. Y más con los medios que tenemos a nuestro alcance: ya todo el mundo tiene un móvil para hacer estas fotos, y para hacer grabaciones de vídeo o audio. Un saludo.
Eliminar