¿Sabes qué,
mi bello halcón
de ojos verdes?
Seguimos siendo
aquellos dos jóvenes
que nunca se dijeron
te quiero,
por timidez enfermiza
Nos debemos, al menos,
una noche de resarcimiento.
Pero tienes que ser tú
el que me busque
para esa fiesta.
Una celebración de la vida
que no fue.
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