En una entrada anterior os prometí ir dejándoos, como por entregas, los muchos refranes (y algunos más) que uno fue acopiando para completar esa entrada que en el libro del ajo dediqué al refranero del tal producto. En él, pues su número lo permitía, fui agrupándolos temáticamente, idea que tomé prestada de un inmenso mamotreto (que a uno le sirvió de referencia fundamental) titulado Refranero General Ideológico Español, escrito por ese hijo adoptivo de Cuenca que respondía al nombre de Luis Martínez Kleiser. Es el mejor libro de refranes que conozco.
Ya os digo que esta recopilación de refranes es la mayor que se haya publicado sobre nuestra liliácea. No hay nada parecido en la bibliografía que uno pueda consultar. El otro día le envié un libro a un madrileño estudioso del asunto y productor de cine, y encantado que se quedó. Le debieron de salir los ajos hasta por las orejas.
En fin, habrá entradas más extensas y otras menos, pues cada una de ellas irá dedicada a la temática o lema bajo el cual irán los refranes y su somera explicación. Para este primer artículo solo se recogió un refrán. Versa sobre la idea de abarcar, sobre el egoísmo, sobre el desacertado impulso humano por acaparar demasiado, o centrar la atención, el trabajo y la vida en demasiadas cosas, tantas que la pretensión nos desborda y, por querer hacer mucho, atender a demasiados intereses o negocios, terminamos por no llevar ninguno a buen puerto. Allá va.
ABARCAR
Muchos ajos en un mortero,
mal los maja el majadero.
Este refrán es recogido por Saura y por Luis Martínez Kléiser (este lo documenta con anterioridad en el Vocabulario de refranes del maestro Gonzalo Correas y, antes, en el el libro Refranes y proverbios de Hernán Núñez).
En la Enciclopedia del idioma, de Martín Alonso, es explicado así: "Es difícil que una persona sola atienda bien a muchos negocios”. Y el primer diccionario de la Academia, el Diccionario de Autoridades, dice de él: "“Refrán que enseña lo dificultoso que es a una persona sola en manejar muchas dependencias y negocios juntos; pues embarazándose en su muchedumbre no da vado a ninguno”. Esto es, que viene a equivaler al "Quien mucho abarca, poco aprieta", refrán este más extendido y bien conocido de todos.
Quien mete demasiados dientes de ajo en el mortero o en el almirez para machacarlos mal podrá hacerlo, o lo hará con mayor dificultad que si lo hace proporcionadamente, poco a poco, con menos prisa, metiendo primero unos pocos y, una vez majados, otros poquitos.
El majadero es la mano del mortero, la herramienta cilíndrica de madera con que se trituran o muelen -en este caso- los dientes de ajo. A nadie se le escapa la acepción de 'necio' que se atisba tras la voz majadero. Es majadero o porfiado quien con el majadero (del mortero) pretende majar tantos ajos a la vez.
Elegante y terruñero refrán que podrás emplear, lector amigo, cuando a cuento venga, en lugar del muy visto "Quien mucho abarca..."
ÁCS
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