por Miguel Ángel Vellisco Bueno
El emparedamiento era una práctica casi exclusiva de las mujeres, para servir según ellas mejor a Dios, con el fin de hacer penitencia y de alcanzar un alto grado de contemplación mediante la soledad y el aislamiento hasta el día de su muerte.
Se aislaban en estancias que solían ser reducidísimas e insalubres, anexas generalmente a las iglesias de las poblaciones. Por un lado tenían una pequeña abertura que les conectaba con el templo por donde participaban de la eucaristía diaria, recibían confesión y la comunión, y por otro lado de una ventana con reja a la calle, por donde atendían a la gente, que les atribuía poderes de sanación, y había quien les venía a pedir favores y oración para sus almas. También servían para su alimentación, que corría a cargo de la caridad de los vecinos del lugar.
La vida eremítica de las emparedadas tuvo su
final con la prohibición del emparedamiento que la Iglesia católica hizo en el
siglo XVII.
En la Colegiata de Belmonte
existe constancia de la existencia de una
comunidad de Emparedadas o Muradas.
Su dependencia se encontraba junto a la fachada del hastial posterior
del templo, donde actualmente se encuentra la actual capilla del Bautismo (antiguamente la pila Bautismal estaba ubicada en la capilla de S. Pedro y S. Pablo). Aún se conserva la ventana exterior del habitáculo.
Con la construcción de la capilla a finales del siglo XVI,
desapareció la casa de las emparedadas de la colegiata de Belmonte.
Conocemos su existencia debido a
un documento del marqués de Villena D. Diego I López Pacheco, autorizando
la construcción de una capilla al licenciado Juan de León, que era racionero de
la Colegiata, en el que indicaba la necesidad de respetar la casa de las Emparedadas: “…Os
hago merced pura, perfecta, no revocable de un sitio de capilla que es en la dicha Iglesia donde agora la puerta Chica, que alinda con la capilla de Juan
Cisneros, de la otra parte hasta el cabo de la Iglesia, junto a la casa donde
están al presente las emparedadas et para poder sacar la dicha capilla afuera
de la dicha Iglesia ni otra persona alguna”.
BIBLIOGRAFIA:
-Belmonte cuna de Fray Luis de león de Luis Andújar Ortega
-Tratado Histórico-Apolégico de las Mujeres Emparedadas de Marcos
Antonio de Orellana(1887).
-Una Reivindicación necesaria: Algunas Noticias Indirectas Relativas a
las Emparedadas Conquenses de Ana López de Atalaya y Albadalejo.
-La Diferencia sexual en la Historia de María Milagros Rivera carretas-
- Miscelánea Conquense de Ángel González Palencia
©Miguel Ángel Vellisco Bueno
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