por Miguel Ángel Vellisco Bueno
A partir del siglo V, y debido a la crisis política, económica y social, se permitió la entrada y el asentamiento de los visigodos, pueblo de origen germano, en el Imperio Romano. En España, estos se independizaron y formaron el reino de Toledo. Los Visigodos solían establecerse en pequeñas aldeas, próximas a sus explotaciones, y situadas estratégicamente, con el fin de poder controlar más fácilmente el territorio, pues formaban una minoría, se supone que alrededor de 300.000, cuando la península estaba habitada por 5 millones de hispano-romanos.
En la tierra de Belmonte, durante esta época se desarrolló el cultivo del cereal y las explotaciones agropecuarias. Necesitada de agua, se practicaba el sistema de secano o se recurría a los molinos y afines, sistema que fue heredado de los romanos. En la vida rural predominaban los latifundios, cuyos dueños eran grandes señores, que contaban con cierta autonomía, en los más importantes se construyeron las llamadas iglesias “propias”, en las que el propio señor sin autorización episcopal nombraba al clérigo de la misma.
De esta época data el primer templo construido en Belmonte, cuyos restos aparecen debajo de la iglesia actual, lo que hace suponer que era el centro de un gran latifundio y residencia habitual de un gran Señor Visigodo.
Durante unas excavaciones realizadas en el piso del ábside de la Colegiata de Belmonte en el año 1976, aparecieron los muros soterrados de unos dos metros de altura de una iglesia Visigoda de nave única, con aparejo de mampostería sentada con yeso, enlucido por dentro, con cabecera en forma rectilínea, y orientada al Oriente
Bibliografía:
Belmonte, cuna de Fray Luis de León, su colegiata de Luis Andújar Ortega
La Organización de la Iglesia en la Monarquía Visigoda- Uned-Derecho.com, Creative Commons.
©Miguel Ángel Vellisco Bueno
No hay comentarios:
Publicar un comentario