por Fabián Castillo Molina
La presente poesía que vi y escuché recitar de memoria a Vicente “Blasco” (DEP), con gracia y salero que tenía en abundancia, en la celebración de un otorgo (se decía atorgo en el pueblo), en Las Pedroñeras, allá por el año 1966. Ahora, siguiendo con el orden y concierto de papeles antiguos revueltos, encuentro la copia que escribí a mano. Desconozco quién me dejaría su copia como también quién sería el autor de la poesía. He buscado en internet con la palabra bernarda y poesía de los años 60 y solo sale en la consulta La casa de Bernarda Alba, de F. García Lorca, que nada tiene que ver con esto. Bueno, pensándolo mejor, algo sí tiene que ver con Bodas de Sangre, otra obra de García Lorca que trata de las bodas, los matrimonios, la familia, el qué dirán y todas esas cosas.
Sin duda esta
pieza no es corta y está muy desfasada
en el tiempo, pero nos da una idea de cómo funcionaban las costumbres y las
mentes de la gente del pueblo en aquellos años de avances (gracias a los
acuerdos con los EEUU para instalar aquí sus bases). Hubo avances en ciertas
libertades y sobre todo para salir a trabajar a otros países o del campo a la
ciudad, pues la emigración hacia las capitales por entonces avanzaba a buen ritmo,
dentro de la dictadura en declive en la que vivíamos. Aquí está la pieza:
La Bernarda
Alabado sea Dios
En los cielos y en la tierra
Y la Pura
Concepción
Maria de gracia llena
Sin pecado original
Por siempre alabada sea.
Yo me llamo Juan quien soy,
Soy vecino de este pueblo,
Mi oficio es de labrador
Aunque terrenos no tengo,
Que mis padres me enseñaron
A gusto de mis abuelos.
He cumplido 20 años
Y tengo en los pensamientos
De a ver si
puedo casarme
Con una mujer de arreglo
¿Qué le parece a usté, padre,
La hija del tío Guillermo?
A mí me parece bien
Que se cumplan tus deseos
Aunque…
para mí tiene una falta
Callejera es lo primero
y se pasa todo
el día
Encañonándose el pelo
Y el ribete en las orejas,
y el cuello…
Como la fragua un herrero.
En fin, se lo diremos a madre
Y después lo pensaremos
Quiero que sepas, María,
Lo que estamos refiriendo.
Se quiere casar el chico
Con la hija del tío Guillermo
Así lo entiendes mejor,
Como tu oído no es muy bueno.
Si te casas, hijo mío,
Míralo muy bien primero.
Entérate del metal
Para ver si tie buen eco.
La mujer es la campana
Y si no tiene buen eco
Es señal que está cascada.
Bastante quiero decir
Tan solo en estas palabras.
Se puede llamar profeta
A todo lo que usté habla
Y dice tanta verdá
Como la Historia Sagrada
Y esta noche veremos
Mi fortuna o mi desgracia.
¡Buenas noches, tío Guillermo!
¡Adiós, Juanillo y compaña!
Sentaros en un asiento
O si querís en la
banca
Nos sentaremos un poco
Y hablaremos dos palabras.
Ya sabrá usté a lo que vengo
Es que quiero a la Bernarda
Para casarme con ella
Si mi persona le agrada
Eso ella lo verá
Que yo no me meto en nada.
Antes de decir el sí
Piénsalo muy bien, Bernarda,
Que es un camino muy largo
Y es una cruz muy pesada.
Yo estoy diciendo entre mí
Que tu madre es muy mirada
Ninguno le viene bien
Y a todos les pone faltas
Entre todos mis hermanos
Soy querida y estimada
Me estoy llevando una vida
Como la reina de España.
Por eso temo en casarme
¡Si llego a ser desgraciada!
Yo soy tu hermano mayor
Y te aconsejo Bernarda
Que la vida de casados
Es una cruz muy pesada
Lo primero, si no hay pan
El lunes por la mañana,
Tendrás que salir del cuarto
Brincando como una cabra.
Lo segundo es el tabaco
Si es que le gusta el fumar.
Aunque te veas en cueros,
Se lo tienes que comprar.
Y luego viene a la noche
Hablando las siete lenguas.
Y lo primero que te dice,
Que te va a ajustar madera.
Si es que te casas, Bernarda,
Muy mala vida te espera
¡Calla tú, morros de gato,
Que eres el propio interés,
Que a todos nos pones faltas
Y hasta a tu propia mujer!
Es mi primo Juan quien es
El encanto de este pueblo
Tan solo por su saber
Y además por su talento
Y si tu hermana lo quiere,
Todos estamos contentos
Y conserváis el retrato.
¡Semblante de burro viejo!
Haz el favor de callar.
Me estás poniendo mal cuerpo.
Si quiero ponerte apodos,
Morcilla de basurero
Retrete de los marranos,
Orinal de los enfermos.
Tienes hocico de mono;
Siempre estás haciendo gestos
Teniendo por qué callar
Por lo horrible y por lo feo.
No quiero decirte más
Que si quisiera bien puedo.
Esta mujer es el diablo
Que ha salido del infierno.
¿Tendrá que decirme más?
¡Sí, colmillos de lobo viejo!
A mi primo Baltasar
No lo trates con desprecio
Si es que te crees que tú eres
La hermosura de los cielos,
Te miras en un espejo,
Y verás que son tus ojos
Dos lagrimones de cerro.
Te corren por las mejillas
El usagre de los cerdos
Y tus labios son de finos
Como la jeta de un puerco,
Raída y desvergonzada
Como sabe todo el pueblo.
Ya está aquí el hermano Pedro
Y le vais a respetar,
Y en este mismo momento
La boda se va a arreglar
Yo me lo hallo imposible
Eso bien lo sabe Dios
¡Para Dios no hay na imposible
En queriéndonos los dos!
¡Qué es lo que dices, Bernarda?
Dame la contestación.
Si es que Juanillo me quiere
Y tiene formalidad
Le prometo mi palabra
Que con él me he de casar.
Y aunque mis padres no quieran,
Mi gusto lo he de lograr
Que ellos hicieron lo mismo
Cuando tenían nuestra edad.
¡La chiquilla, la chiquilla
No ha sabido contestar!
Pues puede ser que algún día
¡La torta te cueste un pan!
¡Mejor quiero comer torta
Que no en cuaresma ayunar!
Pero, hija, ¿no te da vergüenza
De que digan por el pueblo
Que eres una tonta varia
Y una mujer sin talento?
Si tienes entendimiento,
Bien te puedes figurar
Que a la mujer desgraciada
Siempre le toca el callar
¿Qué es lo que pueden decir,
Que es que me quiero casar?
Pues en capa de la Bernarda
¿Cuántas Bernardas habrá?
Transcrita del original copiado a mano el 16 de noviembre de 1966.
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