por Job Moya Peraira
Uno de los sonidos más característicos del
invierno manchego es el trompeteo de las grullas (
Grus grus), que provenientes
de Suecia, Finlandia, Rusia y países Bálticos, migran cada otoño hacia el sur en
llamativas bandadas en forma de “V”, cuyo vértice ocupa generalmente las grulla
más vieja o con más experiencia. Pueden formar bandos de hasta 400 individuos,
y en algunos humedales conquenses, como la Laguna de Manjavacas (Mota del Cuervo) o en la de
El Hito, llegan a concentrarse entre 8.000 y 13.000 individuos.
La población invernante de grullas en
Cuenca es celebre desde principios del siglo XIV. En 1325 el Infante Don Juan Manuel
escribió lo siguiente en el Libro de la Caza:
Et en todo esse campo, desde Alcolea -Villar de Cañas- hasta
Finojosa -La Hinojosa-
et fasta Montalbanejo et fasta Alconchel, señaladamente en derredor de Los
Olmiellos, ay muchas grúas además. Et dize don Johan que en
toda su tierra non ha tan buen lugar para caçar las grúas, quando los falcones
sallen de muda fasta mediado março, como en este canpo dicho et en el canpo de
Montalvo et del Fito.
Son aves de gran tamaño y poco peso,
debido a su abultado y magnífico plumaje, prácticamente impermeable, así como a
su ligera estructura ósea. Miden entre 1 y 1,3 metros de altura, y 2 metros de envergadura. Tienen
largas patas y plumaje mayoritariamente gris, cuello largo y recto –a
diferencia de las garzas o los flamencos, que lo tienen curvado-, mostrando los
adultos careta blanca y una llamativa mancha roja en el cogote, que es de color
mayoritariamente negro, así como la parte inferior del cuello o babero. Los
jóvenes no presentan ese patrón, sino un tono pardo-rojizo apagado en cabeza y
principio del cuello.
La grulla es omnívora, aunque en
invierno dominan su dieta los vegetales: rastrojos de maíz, ricias o brotes de
cebada, trigo y soja. Busca de forma incesante las nutritivas lombrices en
terrenos recién arados, así como caracoles, gusanos, milpiés, incluso pequeños
roedores. No obstante, su alimento preferido, y el que mayor aporte energético
les proporciona, es la bellota, por eso es común verlas alimentarse en pies de
monte o dehesas de carrasca.
Necesitan extensos humedales de
aguas someras para pasar la noche, donde resisten perfectamente las bajas
temperaturas y esquivan bien la congelación. Es su manera de protegerse de
predadores como el zorro, que no puede adentrase en terrenos encharcados, y
cuando lo hace, les resulta fácil detectarlo. Sus principales depredadores son
las grandes rapaces como el águila real o imperial. Las mayores amenazas para
la especie son la desecación de humedales y los tratamientos insecticidas/herbicidas
de los cultivos.
En los alrededores de Las Pedroñeras puede
encontrarse desde finales de octubre hasta principios de marzo, en las zonas
anegadizas de Santiago de la
Torre, así como en las inmediaciones de La Celadilla o en los
confines con el término de Belmonte. A finales de marzo regresa a sus áreas de
cría, que son las zonas pantanosas del norte de Europa y Asia, desde Alemania
hasta Siberia. Solo en España pasan el invierno alrededor de 75.000 grullas, es
decir, la mitad de la población europea.
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