LA CASILLA EL BIZCO y LA PEDRIZA DE CUCHARETAS (Las Pedroñeras): otro viaje con Andrés García Revenga | Las Pedroñeras

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lunes, 24 de febrero de 2020

LA CASILLA EL BIZCO y LA PEDRIZA DE CUCHARETAS (Las Pedroñeras): otro viaje con Andrés García Revenga


Como veis, ambos elementos están muy cercanos y se puede incluso ir de uno a otro andando, actividad esta altamente recomendable.


LA CASILLA EL BIZCO


-Hay una casa en el campo que seguro que no tienes apuntá -me dijo en una ocasión mi amigo Andrés García Revenga. Habíamos estado hablando por enésima vez del ganado y de la vida pastoril, tema por el que yo ando interesado y que no veo cómo darle fin pues durante nuestras numerosas conversaciones -en las que uno apenas sirve sino para ir intercalando alguna pregunta o monosílabo- el discurso de Andrés vuela de un lado a otro, y dirige su interés hacia donde la memoria (un prodigio a sus 86 años) le conduce. 


Había leído Andrés con interés mi ya antiguo libro Por campos de Las Pedroñeras, y echó de menos una casilla que él tenía bien conocida. Y me soltó aquello como de sopetón; me pilló algo desprevenido. -¿Qué casa dice usté? -Una que había en el cerro la Pila -dijo como probándome. Puse el recuerdo en funcionamiento, pero no daba con que en el cerro la Pila hubiese nada referente a viejas edificaciones que uno hubiese apuntado. -Pues no caigo ahora mismo, Andrés. -La casa el Bizco, ¿no la tienes?

Dudé por un momento y, en efecto, al consultar luego mis libros, vi que esa en concreto se me había pasado. Nadie me había señalado jamás ese enclave. Y mira que había subido allí para fotografiar el famoso calderón de este cerro, hoy convertido en bebedero para el animalaje que sirve como objetivo de caza.

Me puse en contacto con Andrés y concertamos una viajecillo para ir a visitarla y comprobar su estado. Así, de paso, dábamos un paseo por el campo, conversábamos (que uno siempre aprende cosas de los más viejos) y nos comíamos algún almendruco a pie de árbol en sazón como cuando estuvimos viendo aquellos viejos chozos de los que ya di cuenta la última vez (por aquí podéis leerlo).

Subimos el coche por un caminejo, una vez que nos apartamos de la carretera de La Alberca y anduvimos por la loma del cerro, que está más dura que un canto (terreno firme) y acoge en su superficie numerosos rimeros de piedras escantados de las tierrecillas extendidas sobre las faldas del cerrete. Efectivamente, no reparé en ella la última vez que visité este sitio. Y es que la casa era tan pequeña que a uno quizá le pareció pedriza. -La verdá es que sí que era pequeña, que no sé yo si cabría dentro siquiera una muleja -me dice Andrés. Le ha crecido incluso un árbol salvaje en su interior, que pretende adornar o salvar un poco su ruina.

El Bizco, su antiguo dueño (y os hablo de hace un siglo), fue un pedroñero al que apodaban al parecer con ese mote algo despectivo, cuyo nombre, según me precisa su nieto cuando requiero sus servicios, era Benito Hortelano Izquierdo. Como supondréis, quien me informa es otro Benito, que fue el anterior sepulturero siguiendo la estela de su padre (también Benito), y que ahora está de baja por un infortunio que, desde luego, no le ha restado ni una pizca de buen humor. También me dice Benito , tras preguntarle a su padre, que también le decían de mote Ojos de Santo. Bueno, entre niñas anda el juego, y la casa, según Andrés, tenía ese nombre desde que él se acuerda.

Es fácil llegar a ella si cogéis la carretera de La Alberca y os desviáis por donde os propongo en este mapa. 



Aprovechamos ya para dar una vuelta por el cerro, en el que descubrimos un manjano que en sus días serviría también de pedriza a sus dueños. Pasamos junto al referido calderón y nos vamos hacia el coche, porque Andrés me indica que próxima a donde estamos existe otra pedriza que seguro que me va a gustar. Yo estoy encantado, porque esa tampoco recuerdo haberla apuntado en mis minutas.



Un arbolito ha crecido en mitad del comedor.


Ahí la veis, solica en mitad del cerrete.


Las paredes de piedra aún se mantienen en pie como por arte de magia, resistiéndose al abandono.




Choza o pedriza en las inmediaciones.

Manjano junto al camino.


Calderón del cerro la Pila.




LA PEDRIZA DE CUCHARETAS

En menos que canta un gallo estamos allí. Y lo que me encuentro es algo monumental. Bueno, difícilmente podemos adjetivar de monumental a casi nada de lo que rústicamente se ha construido en el campo, más aquello que simplemente se "edificaba" utilizando materiales que se tenían a mano y con un fin pragmático más que estético. Pero os puedo decir que esta pedriza lo es porque es la reina de las pedrizas de nuestro término. Al menos de las que he visto yo: por su tamaño y porque está levantada con mimo, con piedras como seleccionadas y dispuestas para modelar un cierto tipo (aldeano si se quiere) de belleza. Casi que valdría como corral para ganado si se hubiese querido. 

La pedriza perteneció a Cucharetas, del que Andrés no recuerda el nombre, "y también tiene que ver en ella el padre de Victoriano el panadero" (aprovecha para indicarme que la antigua panadería, la tenían en la calle Pelayo).

En fin, con esta visiteja rural por el cerro la Pila de nuestro término pedroñero dimos fin a ese pequeño paseo campestre, en los que uno no deja de disfrutar cuando la compañía es alguien como Andrés García Revenga (Resiste para más señas), al que agradezco enormemente (bien lo sabe él) todos estos secretos tan bien guardados en en su memoria; secretos que para mí son tesoros porque son reveladores para la descripción de nuestra geografía municipal y el modo de vida de nuestra gente de antaño.

Os dejo también unas fotografías del momento y el mapa de situación, por si os queréis acercar a verla.

Como os decía esta pedriza tiene mucho de monumental.


Mapa de situación. Es la carretera de La Alberca de Záncara.



Las pedrizas se hacían con piedras del terreno. Al mismo tiempo que se escantaba la tierra, se realizaba una especie de abrigada o zona para resguardarse el viento cuando uno paraba a almorzar o descansar.


Fijaos qué bien puestecicas. Parecen escogías así a tientacola.


Otra vista de la pedriza de Cucharetas o de Vitoriano.


Mi acompañante, Andrés, junto a un almendruco con sus buenos años encima.

PARA UNA EXPERIENCIA TOTAL 
DE LO QUE CONTIENE EL TÉRMINO
DE PEDROÑERAS Y DE SU DESCRIPCIÓN E HISTORIA
(estos 2 libros de abajo, hasta agotar existencias)



Y no te olvides de este




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