Acera encerada en la calle Juan Ortega.
Sí, señor, aún se conserva en Pedroñeras esta primorosa costumbre de RECORTAR. Desde mi casa a mi centro de trabajo hay al menos tres o cuatro casas en las que su dueña (no veréis a muchos hombres haciéndolo) todavía tiene esta bendita costumbre de encerar la acera (valga la expresión). Como podréis comprender, antes de haberlas (la aceras, o ceras, como se dice aquí) no se hacía, pero no deja de ser una variante de lo que significaba recortar hace unas décadas.
En realidad, recortar siempre se ha recortado; quien lo hacía, que eran muchos. Después de blanquear la fachada, se solía echar una CINTA. Se trataba de marcar o pintar con una franja más o menos estrecha (no confundir con el zócalo) la parte baja de la fachada. Esto, antiguamente, se hacía con cemento o tierra roja disueltos en agua.
Acera encerada en la calle Carril de la Utrera.
Después de hacer las aceras (años 60), se empleó también la nogalina y la franja pintada (esa cinta a la que me refiero) se extendió también a una pequeña parte de la acera.
La cinta realza y embellece la fachada o cualquier pared blanqueada como remate o acabado hecho con primor y adorno. Ya no se blanquea prácticamente, pero la costumbre persiste, y las mujeres más apañadas suelen aún pintar esta cinta, ya no en la fachada, sino en la acera: toda la acera, incluido el bordillo. Y con cera negra. Difícilmente podríamos llamarle ya cinta, claro.
Seguro que por vuestro barrido también se sirven nuestras pedroñeras (y algunos pedroñeros) de esta popular costumbre que quiero pensar que también se usará en otro pueblos manchegos.
Acera encerada en la calle Juan Ortega.
[Cabe añadir que a algunos no les gusta pues lo ven antiestético (a lo que suele añadirse que no es tradicional) y, a efectos prácticos, resbala al parecer y puede ocasionar la caída de algún transeúnte. En fin, para gustos, los colores].
No hay comentarios:
Publicar un comentario