El nombre de nuestro pueblo: Las Pedroñeras (y 2) | Las Pedroñeras

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domingo, 25 de marzo de 2012

El nombre de nuestro pueblo: Las Pedroñeras (y 2)

Pedroñeras 30 Días, número 69, diciembre de 2007

En el artículo se continúan aventurando distintas hipótesis sobre el origen del nombre de nuestro pueblo y se recorren estos claroscuros como un mero acercamiento que puede abrir expectativas de solución.


Descartamos en el artículo anterior, apoyándonos en bases históricas y científicas (con el soporte imprescindible de la Lingüística Histórica), la posibilidad de que el nombre de nuestro pueblo derivase de ese Pedro Eras (o Heras) que a todas luces, como vimos, poseía tintes legendarios. A partir de aquí y de los datos que recordarán los lectores avanzaremos en nuestro análisis para traer un poco de luz a esta difícil cuestión. 


Las Relaciones de Felipe II. Un segundo intento. 

Por supuesto, ni nos detenemos un segundo en controvertir la opinión de los que piensan que el nombre proviene de la unión de las palabras piedra y eras, pues claramente la terminación –eras funciona aquí como un morfema derivativo (sufijo) añadido a un supuesto aumentativo o despectivo de piedra (pedrón o pedroña). Este sufijo pienso que podría tener un significado locativo (‘lugar en donde abunda’, en este caso concreto) o ‘conjunto de’ [piedras]. 

Conocida es la respuesta que en las Relaciones encargadas hacer por Felipe II (en el año de 1575), los entrevistados reunidos en el Ayuntamiento dan a la pregunta sobre el origen del nombre del pueblo: “esta villa se llama Las Pedroñeras, y se tiene que la causa de llamarse ansí es por estar fundada sobre piedra”, dicen. (Observen: ni una mención a Pedro Heras; porque, para qué engañarnos, este nombre, en el que ha operado la etimología popular, proviene de una tradición más bien moderna). 

Cuando describe (hay que decir que muy someramente) nuestro pueblo Hernando Colón en su Descripción y cosmografía de España (1517) dice: “las pedroñeras es lugar de doscientos vecinos e está en llano altyllo en medio un pedregal”[subrayado nuestro] (Cito por la edición facsímil de 1988 (Padilla Libros, Sevilla) de la hecha en Madrid en 1911; T. II, p. 147). 

Quizá sea la de 1575, por lo tanto, la explicación lógica. Pero, ¿por qué no llamarle al nuevo pueblo El Pedregal o El Pedriscal o La Pedriza, nombres todos que aluden en castellano al lugar en el que abunda la piedra? Lo que quiero decir es que el nombre de Pedroñera no se recoge en los diccionarios generales para designar a este tipo de lugar pedregoso. Tampoco en el amplísimo Diccionario Crítico Etimológico de Corominas-Pascual puede leerse ningún derivado de piedra con esta morfología léxica. 

No obstante, mi opinión es que pedroñera (de una manera posiblemente dialectal) designaba al pedregal, es decir, al lugar poblado de piedras (de un indocumentado *pedroña o *pedroño) o, más probablemente, al peñascal (riscal). No lo desmienten las risqueras que existen en el cerro en el que está emplazada la iglesia y el que sería el barrio más antiguo del pueblo en sus inmediaciones. Por cierto, que no habría de extrañarnos que tales riscos sirvieran de cantera principal suministradora del material usado para levantar la primera iglesia de Santa María. 

[NOTA: En el Diccionario Etimológico escrito por Francisco del Rosal en el siglo XVII podemos leer: “Pedernal o Pedreñal, todo de Piedra”. Y en el ya clásico El dialecto vulgar salmantino, de José de Lamano, el autor recoge la palabra pedronal, que define como “terreno cascajoso, particularmente el que abunda de piedra menuda”. Detrás de estos vocablos (formando parte de su misma familia de palabras) se encuentra el origen del nuestro. 
          Por último, decir que los diccionarios generales recogen la voz pedreñal, cuyo significado es el de ‘especie de trabuco que se dispara con chispa de pedernal’ (DRAE), pero no veo en este caso relación alguna.] 


¿Un origen valenciano o aragonés? 

Pero no nos quedemos aquí estancados. Fijémonos: existen en catalán (consúltese al respecto, por ejemplo, el diccionario valenciano conocido popularmente como “el Tabarca”) las palabras pedrenyal y pedrenyera (plural pedrenyeras; y léase [pedreñeras] –¡ojo!–: ny en catalán se lee [ñ]) que significan ‘pedernal’. 

También en zonas de Aragón (como en Gistaín, en el Pirineo oscense) pedreña significa ‘pedernal’. Por cierto, el pueblo de Pedreña existe en Cantabria. 

Las Pedroñeras sería, pues, de ser éste su origen, la variante del “Les Pedreñeras” valenciano, o derivar de ese pedreña del aragonés, viniendo a significar, por tanto, ‘los pedernales’ o ‘lugar en que abunda el pedernal’. 

Creo que no voy descaminado; pero la pregunta que ahora me hago es por qué llamar “Los Pedernales” (en traducción literal) a un pueblo o aldea entonces en el que –si no me lo desmienten– no abundan tales piedras, al menos en el lugar en el que se supone que se originó, como sí abundan, en cambio, en el vecino El Pedernoso, nombre, por cierto, cuya etimología da lugar a pocas dudas. 


A modo de síntesis

El nombre de nuestro pueblo no deriva de ningún Pedro Heras o Eras, como tampoco es la unión de las palabras piedra y eras

Posiblemente la palabra pedroñeras no fuese en su tiempo más que una voz dialectal que significaría por aquel entonces de su fundación ‘pedregal’ o ‘peñascal’. 

Incluso podemos aventurar la idea de que derive o sea variante del valenciano pedreñera o del aragonés pedreña, palabras estas que significan ‘pedernal’, de modo que las pedroñeras equivaldría a ‘los pedernales’. El por qué de este nombre plantea un problema irresoluble a mi modo de ver. 

Quizá la carta puebla (¿existe?) otorgada a nuestro pueblo (donde comprobaríamos las grafías empleadas en su escritura) pueda abrir camino en la sombra de estas averiguaciones que a mí se me hacen deliciosas. 


Y puestos a soñar 

O no tanto. No podemos partir de la hipótesis de que los topónimos de esta comarca surgieran únicamente tras la Reconquista; no fue así de hecho. Pueblos celtíberos (lobetanos, carpetanos, oretanos) y ligures la habitaron incluso antes de que los romanos la hiciesen suya. Por no hablar de posteriores asentamientos visigodos y árabes. Todos ellos dejaron su impronta en la toponimia y otorgaron nombres, ¡aquí también!, a los lugares y parajes, y unos subsistieron y otros fueron siendo modificados según, muchas veces, asociaciones etimológicas peculiares. Y es que ciertos topónimos de nuestro término sólo pueden tener una explicación etimológica prerromana, o prerromance en otros casos; mientras que en otros casos se deja ver cierta influencia mozárabe (como también la de otros romances hispanos periféricos). 

Digo todo esto porque no creo ni mucho menos desdeñable que en el nombre de nuestro pueblo no pueda deslindarse una raíz celta onna, onnia, con el significado hídrico de ‘fuente, arroyo’ y que, al trasformarse en castellano, aportó toponimia que acogió tal forma con variantes: oña (Oña, Santoña, Piloña, Oñate, Oñarte, Oñaz), ueña (Fuentidueña, Urueña, Güeña), oño (Oñoro, Oñón), por citar sólo algunos ejemplos. 

¿Y si esto fuera así? Quiero decir, ¿y si aquí, antes incluso de poblarse este punto donde hoy se levanta nuestro pueblo, existiera un lugar conocido desde antiguo como –literalmente– La fuente de la piedra o La piedra de la fuente en ese nombre híbrido, amalgamado de latín y celta? ¿Y si, después de todo, nuestros ancestros lo único que hicieron fue adueñarse de tal topónimo, ya asentado, para nombrar al nuevo pueblo, y el nombre de Pedroñeras encerrase ese tesoro oculto tras siglos de ignorancia? 

La magia de tantos interrogantes abiertos como florecientes incógnitas en la noche de nuestro limitado entendimiento es la que ha de animarnos y guiarnos en la investigación de nuestro entorno en estas y otras muchas facetas. 

©Ángel Carrasco Sotos

3 comentarios:

  1. Yo recuerdo una clase del cole, en la que nos explicaron tu versión de Pedro Eras, pero nos contaron que los forasteros al visitar nuestro pueblo y ver los pedroños de la zona de la iglesia decían como ironía ¿Pedro Eras...??? Pedro Ñeras diría yo... y así se fue adaptando el nombre. Solo es una historia que nos contó un maestro, no se será real o no.

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    1. Esa teoría es de una simplicidad sin límites. Lee el primer artículo, Rafa, el que antecede a este y verás cómo desmonto la teoría de ese apócrifo Pedro Eras en unos brochazos.

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  2. Sin tener ni idea, si recuerdo del instituto decir que Pedro en Latín quería decir piedra, por lo que una parte del nombre venga relacionado con la topografía del terreno, y que fuera el paraje el que le dió nombre al pueblo, incluso que este fuera anterior al mismo pueblo.

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