La calle del Codo de Las Pedroñeras debe su nombre -como podréis imaginar- a la singular forma de su trazado. En realidad, son dos codos (o revueltas o curvas) los que encontramos en su corta trayectoria o diseño. Estos codos dan lugar, obviamente, a dos esquinas y a dos rincones. Es una forma, desde luego, curiosa dado su corto recorrido. Esto la convierte en una de las calles más interesantes o singulares de nuestro pueblo. Nadie puede informarnos qué provocó esta figura inusual, pero es imaginable que se levantara sobre un antiguo camino con esta forma debido al límite de las propiedades aledañas. ¿Pero quién sabe?
La calle tendrá (calculo) unos 100 años, cuando fue ampliándose el pueblo por esta zona del Vivero en los años 20 y 30 del pasado siglo. Esta zona, de hecho, era la más al sur de nuestro lugar en aquel tiempo pretérito y aparece reflejada en el plano consistorial de 1935 ya con su nombre del Codo, uniendo la calle Nueva con la calle Pepico. La calle Vistillas, más al sur, aún no existía, aunque sí las casas que abrían su puerta al lado norte de lo que luego sería calle.
Comparativa entre el plano mencionado de 1935 y la fotografía aérea actual.
En esta calle vivió Hipólito Pacheco Granero "Pólito", quien vendía leche en su casa de tres cabras que tenía y con lo que se ganaba la vida (al menos desde 1936), más allá de ser pastor que trabajó para los Pelayos (en la casa el Sol) y llevar durante un tiempo la dula, cosa de la que hablamos ampliamente en el libro Los trabajos y los días, del que me quedan aún algunos ejemplares (por si a alguno le interesa).
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Gracias a Google Maps podemos acceder a la visión completa de esta calle y pasearla desde nuestro sofá sin salir de casa. Os pongo algunas imágenes seleccionadas.
En uno de sus extremos aún figura una placa antigua de la calle.
Entrada desde la calle Pepico.
Primer codo.
Y última recta hasta la calle Nueva.
En la nueva placa figura como calle el Codo, en lugar de "del Codo". Se ha preferido la forma popular de llamarle en la que "nos comemos" esa "d" del nombre original.
Detalle de unas viejas portás en esta pequeña callejuela.
Y he aquí una muestra de rejería popular tan típica de nuestro pueblo.
En esta casa también observamos la piquera a la cámara, apertura por donde se entraban antes los capachos de paja para almacenarla allí.
Y esta, quizá, es la casa más antigua de la diminuta y retorcida calle, de tapia, blanqueada, con su puerta de madera con adornos de hierro, sus pequeñas ventanas y ese ventanuco superior para dar luz (aunque mínima) a la cámara.
En fin, supongo que los vecinos sabrán aportar más información, datos y vivencias sobre esta calle única en nuestro pueblo, aunque no por ello poco conocida, sobre todo por ese nombre popular tan entrañable: La calle el Codo. Nombres así deberían tener todas, nombres que recuerden elementos históricos del lugar por donde transcurren. Yo haría una buena escarda en este sentido (ahí lo dejo).
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