Miguel Ángel Vellisco Bueno
En este capítulo de prensa histórica sobre Belmonte, durante el siglo XIX, se recoge lo publicado por diversos diarios, la gran tormenta que asoló esta población en 1880 y los destrozos sufridos como consecuencia de la misma. Como dato curioso aparece la noticia del derrumbe de la puerta de S. Juan de la Muralla del siglo XV.
Publicado en 1880 en “El imparcial”
Nos escriben de Belmonte dándonos detalles de la tempestad que descargó en aquel término el sábado último. Serían las tres de la tarde, cuando se ennegreció por completo el horizonte; gruesas gotas de agua, mezcladas con granizo, se desprendían de las plomizas nubes, a poco la lluvia se hizo torrencial; arrasando las corrientes los sembrados de hortalizas y legumbres. A las siete se despojó el cielo, y pude recorrer con otros vecinos los campos; imposible parece que en tan poco tiempo se perdiese la cosecha; los olivos habían perdido las aceitunas y hasta las hojas, de las viñas no quedaba más que los sarmientos, y el trigo amontonado en las eras, en su mayor parte había desaparecido, arrastrado por las cenagosas aguas. La parte baja de la población, quedó inundada, hundiéndose el cementerio, varias casas y un viejo murallón del antiguo castillo de Belmonte.
31 de agosto de 1880 “El siglo futuro”
Escriben de Belmonte con fecha 29 de Agosto: Escribo a Vd. bajo la impresión dolorosísima de los grandes destrozos que la lluvia y tempestad de ayer tarde (28 de agosto 1880) causaron en esta villa. A las tres y cuarto empezó a descargar agua y piedra; las casas de los barrios de S. Juan, plaza el Pilar y otros puntos se vieron inundados; el esbelto arco de la puerta de S. Juan, que tenía cuatro siglos, cayó al suelo; el camino a la Rada, Villaescusa y posesión de la Gotera quedó obstruido; la cerca de la huerta del bellísimo castillo de la Condesa de Montijo sufrió dos hundimientos en más de 50 metros, y piedras de este muro y del arco de S. Juan, algunas de cien arrobas, fueron arrastradas a gran distancia. Toda la barriada de la plaza de la feria anegada; infinidad de casas hundidas; los carros arrastrados por la corriente; arrancadas de cuajo hasta las puertas de la cerca del convento de la condesa de Buenavista; el cadáver de una anciana enferma, que se halló en una casa cubierta de un témpano de granizo; tales son los efectos conocidos desde el primer momento hasta cerrar esta carta. Además se han ahogado algunas caballerías de labor y muchos cerdos y aves. Los viñedos, olivares y huertas completamente perdidos. Los vecinos de Belmonte, que hacía algunos años que no se veían favorecidos con tan abundante cosecha, lloran hoy su desgracia al ver tantos destrozos, tantas casas arruinadas, los granos mojados, las eras encharcadas y pérdidas las mieses que aún quedan por tillar.
4 de Septiembre de 1880 “El liberal”
INUNDACIONES EN CUENCA En los centros oficiales se recibió anoche el siguiente telegrama: El gobernador al ministro de la Gobernación. Según noticias que acaban de recibirse de Belmonte, con cuyo pueblo no hay comunicación telegráfica, el día 28 del mes pasado descargó sobre dicha población una lluvia torrencial acompañada de piedras de gran tamaño que produjo daños de consideración en todos los edificios, las cosechas en las eras; donde se encontraba la mayor parte de las mieses, y el ganado vacuno y caballar, que en número considerable fue arrastrado por la corriente, habiendo quedado interceptado el paso de las aguas de que se surte aquel vecindario. Hay que lamentar también algunas desgracia s personales ocasionadas en las casas por las aguas que las inundaron y cuyos muros se desplomaron cogiendo algunos debajo. La Guardia Civil ha prestado grandes auxilios salvando con riesgo de las vidas de muchos de sus individuos, a varias personas próximas a sucumbir en la catástrofe, y sacando de la corriente del agua a muchos ganados. En Pedroñeras ocurrió una fuerte inundación que produjo gran pánico en el vecindario y muchas pérdidas en las cosechas y ganados, más por fortuna no hay que lamentar desgracias personales. La referida autoridad, al dar cuenta de los anteriores sucesos, añade que son muchas las reclamaciones que se le han presentado de condonación y socorros con motivo de aquellas calamidades, y que había oficiado el alcalde de Belmonte para que instruya el oportuno expediente con arreglo a lo dispuesto en el real decreto de 23 de mayo de 1845 e instrucción de 20 de diciembre de 1847. Recordamos a nuestros lectores que el día 31 de agosto publicamos una carta de Belmonte con las noticias que ahora recibe el gobierno por telégrafo
Miguel Ángel Vellisco Bueno
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