por Fabián Castillo Molina
Hace un par de semanas que leímos y disfrutamos de la novela gráfica/cómic Intemperie, basada en la novela de Jesús Carrasco, que se convirtió en éxito literario en la Feria del Libro de Fráncfort en 2012 y que publicó Seix Barral en 2013. En Wikipedia puede leerse sobre la novela la evolución que ha tenido desde su nacimiento: https://es.wikipedia.org/wiki/Intemperie_(novela), y que lanzó a la fama a su autor, hasta entonces solo un conocido profesor en la zona donde ejercía su profesión. Leímos la novela en 2014, que nos recomendó vivamente otro profesor de literatura y excelente persona, Juan Bueno Ortega, y para terminar también vimos la versión cinematográfica de Benito Zambrano, que estrenó en cines a finales de 2019 y que en 2020 debido al coronavirus no pudo verse lo mucho que merece. Al ver la película comprobamos lo mucho que había de la novela y también de la versión cómic aunque el cine le había aportado su parte importante, pero sin duda es muy probable que al leer Zambrano el cómic se le encendiera la luz de que ahí había una película.
El placer que experimenta una persona aficionada o amante de la lectura cuando lee un libro, ya sea novela, ciencia, historia, ensayo o lo que sea y luego, pasado un tiempo, comprueba con alegría que otro artista, como Javi Rey, con el dibujo y la ilustración, más la técnica usada toda la vida de los tebeos o cómic, pero evolucionado, lo ha convertido en otra obra de arte digna de conocerse, es humano y necesario compartirlo. Pero si a eso añadimos que partiendo de la novela original y tras conocer la versión gráfica citada, se piensa en hacer una película, se escribe un guion y se consigue crear otra obra titulada Intemperie, (2019), pero independiente, de primer nivel, Goya al mejor guion adaptado, un drama, thriller, western español moderno, que mantiene la tensión y la denuncia contra los abusos a menores y los diferentes grados de maldad que hay en el ser humano, como sabe hacerlo Benito Zambrano, autor de Solas (1999) o La voz dormida (2011), con excelentes interpretaciones entre otros de Luis Tosar o Luis Callejo con una fotografía de Pau Esteve Birba a la altura de la película, todo ello hace entender que las tres modalidades para conocer una obra sean verdaderas fuentes de conocimiento y de placer, con sus dosis correspondientes de sufrimiento, también imprescindibles. Hay que recordar siempre aquella frase de Woody Allen “Solo hay una forma de ser feliz: que te guste mucho sufrir”.
Advertencia: la película a pesar de gran protagonismo el niño, es recomendable más bien para adultos debido a sus momentos de crudeza.
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