El autor asomándose a un titirimundi o mundo nuovo.
To titirimundi es una expresión que ha formado parte del acervo lingüístico de nuestra comunidad de hablantes en Las Pedroñeras. Aunque he hablado de ella en aquel voluminoso diccionario titulado El habla de Las Pedroñeras, que se publicó en 2016, no me importa repetirme y añadir alguna información nueva.
To titirimundi puede traducirse en pedroñero como 'todo el mundo' (muchísima gente), 'todo quisque', muchas veces con cierto matiz despectivo. "Allí estaba to totirimundi", "Acudió to titirimundi", "Eso lo sabe to titirimundi"... En fin, en contextos semejantes a los de las expresiones con las que ejemplifico su uso.
La voz titirimundi o totilimundi la recogen los diccionario generales aludiendo al cosmorama o mundonuevo, esto es, al cajón que contiene figuras en movimiento usado para diversión de la gente. Estas cajas ópticas permitían al espectador ver, a través de una lente, imágenes tridimensionales en color y con gran sentido de la profundidad, mostrando lugares lejanos, monumentos, ciudades, parajes... a los que uno no tenía acceso. Era una visita a una parte del mundo sin tener que desplazarte. Fue el primer espectáculo que acercó imágenes de lugares reales y desconocidos a un público mayoritario y heterogéneo que no acostumbraba a viajar. Su realismo era impactante en aquella época. Su máximo esplendor se extendió entre 1740 y 1790, pues a finales del siglo XVIII entró en decadencia, aunque pervivió el titirimundi hasta el siglo XIX, en que fue sustituido por otros espectáculos de representación de la realidad como el panorama, el diorama y, finalmente, por la fotografía gracias a los estudios de Niépce y Daguerre; fue este quien vendió finalmente su invento al estado francés en 1839. En fin.
No obstante, quizá sea más sensato pensar (no sé) que la nuestra derive del italiano tutti li mundi, que significa precisamente eso, 'todo el mundo'. Aunque el mundonuevo (o titirimundi) también significaba una oportunidad para ver el mundo (no sé si todo) a través de esas lentes.
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Dice Pancracio Celdrán (en El gran libro de los insultos) que "en Madrid se dijo titirimundi a la persona débil de carácter, y en la asturiana Luarca y su partido significa 'persona del montón'".
La voz con nuestro significado la he visto recogida en nuestra comunidad autónoma solo por Pedro José del Real en su Diccionario del habla de la provincia de Ciudad Real. Y fuera de nuestras fronteras autonómicas también se registra en Jumilla (Murcia) por Emiliano Hernández, siendo que Antonio Viudas en su Diccionario extremeño lo define como 'un cualquiera'.
Como siempre, uno no puede hacer otra cosa que reivindicar su uso, defenderlo y aplaudirlo como parte de nuestras señas de identidad lingüísticas, que tan difuminadas se van volviendo, ay, con el paso del tiempo y la dichosa globalización.
Este titirimundi del museo del cine de Gerona es monumental. El museo, por cierto, es de visita imprescindible si os dejáis caer alguna vez por allí.
Imágenes que uno podía ver al asomarse a un titirimundi (la de arriba es del monasterio del Escorial). La profundidad y perspectiva realistas se conseguían gracias a la cámara oscura que proyectaba la imagen real sobre una superficie, lo que daba lugar a poder reproducirla tan cual.
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