1967
En la esquina se concentran
a eso de las ocho
oficiales y aprendices
al lao del Pozo
El maestro acude pronto, puntual,
le da tajo distinto a cada cual,
a unos les toca yeso, a otros tapial.
Mala suerte ha tenido el que hoy amase.
Acaba de nevasquear.
Al corral se llega pronto
donde tiene que amasar,
aquí no hay lumbre que valga
mucho frio van a pasar.
¡Amasa “guieso”!,
le dice,
¿Cuánto? el ayudante responde.
¡To lo que coja en el cuezo!
Y el agua como el reguillo,
tiene que romper el hielo.
….
Las manos agarrotás,
la moquilla, chorreando,
y le dice el oficial:
¡Pónlo más duro, está blando!
¡La madre que me parió!
¡¿Cuánto habrá que sufrir?, ¿cuanto?!
Con la manga se restriega
la escarcha de la nariz
mientras su melón cabila:
¡Esto de ser aprendiz!
El oficial se condena
con el pobre amasaor,
de vez en cuando le dice
¡Cada vez lo haces peor!
¡Esto ya se ha puesto duro!
¡Así no se pue enlucir!
¡Me cagüen la puta madre!
¡Cómo te lo vi a decir?
Calcula bien el agua con el guieso,
que no le tengas que renchir.
De la primera pellá
que extiende el oficial sobre el cañizo
solo queda un pegotillo haciendo un rizo.
¡Ay, si fuera en el carrizo!
Del yeso que se escolgaja
la mitad cae en el brazo;
la cuarta parte, en la cara;
el resto, en una tornaja.
Cuando es la hora de irse a almorzar,
cuatro masas ha gastao ya el oficial.
(Compuesta el 2 de enero de 1998.
Trabajo inédito hasta la fecha, 17-12-2021)
Muy buena
ResponderEliminarMe parece genial
Recelaba porque pensé..... va a ser un muermo
Pero no me gustó
Gracias
Pues me alegra saber que te ha gustado. Supongo que habrá sido por una de esas sonrisas inevitables viendo sufrir al otro.
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