Bueno, en realidad tengo varios posetes por la casa: un par de ellos de adorno y los otros dos los usan mis hijos a diario para sentarse sobre ellos en el comedor, junto a la mesa (baja) y utilizar el portátil. Os voy a recordar lo que para los pedroñeros es un posete, cómo se hacen (antes más que ahora) y para lo que sirven.
Antes de nada, tengo que deciros que la palabra posete proviene, es evidente, de posar (del lat. pausāre), de modo que uno se sienta en él posando sus posaderas. Es taburete rústico que recibe otros nombres en sitios diversos, como posón o serijo, quizá los más extendidos. En el Atlas Lingüísticos de Castilla-La Mancha se recogen en nuestra región otras denominaciones, como posaero, poso (así también en el diccionario de María Moliner) o posijo.
En fin, no es palabra (ni mueble) documentado mucho más allá de nuestra región manchega, aunque la recoge también Alcalá en Andalucía (y así mismo Gregorio Salvador en Cúllar-Baza (Granada)).
El vocablo adquiere un segundo significado en Pedroñeras, de modo que decimos que alguien es o está hecho un posete cuando su estatura es baja, y más si es un poco regordete. Ya sabéis que estos significados extendidos por metáfora son muy del gusto de paladares populares.
El posete ha sido un asiento rústico muy propio de pastores, pero también utilizado en las casas del pueblo para uso habitual (para sentarse junto a la estufa o para sentarse los chicos pequeños). Es el caso que hoy en día lo más frecuente es tenerlos de adorno.
Para elaborar el posete se necesita un recipiente cilíndrico que responda a las dimensiones de este taburete (un cubo de pintura puede servir o un tarugo de madera macizo). Luego se forrará con recincho (tira de esparto) de esparto o anea, tanto el culo como la pared (vedlo en las fotos). La parte de arriba, en la que se posará el culo, ha de ir almohadillada y es habitual recubrirla de pellica (piel) de cordero, una vez esta ha sido secada convenientemente. Los auténticos posetes, los que hacían los pastores, solían constar en su interior de un simple relleno de lana.
Hay aún viejos en el lugar que los hacen. Bueno, os explico: Los dos primeros posetes correspondientes con las primeras imágenes del post, en cualquier caso, son obra de la buena mano que para ello tiene el abuelo de mi mujer, que es de Socuéllamos y se llama Julián Martínez "el Curro" o "el Jaro" (para más señas).
Más abajo, el que aparece con esas dos erres, fue un regalo de boda que me hizo mi vecino y medio pariente (ya fallecido) Ramón Romero Ruiz "Cagón". El posete venía adornado también con un lagarto hecho de esparto que conservo en el museo. Como veis, en este caso la pellica ha sido sustituida elegantemente por hilo de pita. ¡Qué buenas manos gastaba también el hermano Ramón para estas cosas!
Y este último es totalmente artesanal, un regalo de mi madre en mi último cumpleaños. Es obra de José Mª Pacheco "Mariote" y creo que todavía los vende. Es una auténtica maravilla, ya os digo.
Y nada más, ya os iré mostrando otras piezas de mi pequeño museo del labrador.
Otras entradas de la serie:
La media fanega
El tumbillo
La losa
©Ángel Carrasco Sotos
Un buen trabajo, tanto de los artesanos de postes como del ducumentadísimo artesano y artista de la palabra escrita.
ResponderEliminarMe encanta ese posete ,nonsabia lo que era ,gracias Ángel Carrasco!!!!!!
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