por Vicente Sotos Parra
Estando en la báscula en el pescante de la galera cargada de ajos como mazas, ya que fue este un buen año mientras su tío andaba buscando comprador para venderlos al que más caro los comprase, cosa esta que todos entendemos como normal, se le acercó un comprador de ajos y se quedó prendado de la hermosura del producto. Eran tan gordos que podían pasar por cebollas.
El ajero le preguntó a Felipón todo lo relacionado con el oficio y, para finalizar, le preguntó por el tiempo que le había costado sacar adelante aquella hermosa cosecha. Felipón le contestó que unos días de siembra, otros días de escarde y unos días de arrancarlos. Entonces el ajero le aconsejó que emplease más tiempo para conseguir más cantidad.
Felipón le contestó diciéndole que ellos tenían suficiente para vivir él y su familia. El ajero, sorprendido, le preguntó: "¿Qué hacéis con el resto del tiempo?"
"Pues dormir tranquilos. Vuelvo a sembrar ajos, pero sobre todo paso el tiempo con mi familia, jugamos a la brisca y estoy con mi madre. Por las noches toco la zambomba y hay días en los que me voy de boleo, tiro la barra, con mis amigos, etc. Mi vida es feliz y ocupada".
El ajero, entonces, comenzó a aconsejarlo sobre cómo hacer un buen negocio con los ajos. "Puedo ayudarte a ganar más cuartos”, le dijo. "En principio deberás trabajar más tiempo y luego comprarte un tractor con lo que ganes. Con los ingresos de este podrás comprarte más tractores. Tendrías tu propia flota y ajeros trabajando para ti. También podrías vender tus ajos a un procesador en vez de a un intermediario. Luego podrías abrir tu propia procesadora; de allí podrías controlar la producción y te irías del pueblo a la ciudad y luego del país para poner una trasnacional.
Felipón preguntó: “¿Cuánto tiempo tarda todo eso?” "Unos 15 o 20 años", le contestó.
Felipón se sorprendió y preguntó: “¿Y luego qué?"
“Venderás acciones de tu compañía y te volverás rico, luego podrías retirarte, ir a vivir a un pueblecito, dormir muncho, disfrutar de tus hobbies, pasar el tiempo con tu familia”
Felipón dijo entonces: “¿Acaso no es lo que tengo ya?”
(CHASCARRILLO)
La avaricia a veces rompe el saco,
hubo gente que gano mucho cuartos con los ajos.
También lo hubo que se fueron a tomar por saco,
estos quisieron ser ricos y están en el camposanto.
Nunca tuvieron bastante dejando la vida a un lado,
el tiempo los dejó con un triste pasado
siendo los más ricos en el otro mundo,
siendo en la vida terrenal desgraciados.
Quisieron llenar el saco, pero se les olvidó
que en el cielo no se siembran los ajos.
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Tu tiempo y tus ideas no son
iguales a las de los demás.
[Las fotografías pertenecen al libro Jardín de curiosidades sobre el ajo].
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