En el pueblo se conocían como "coplas". Las vendían por las calles gente impedida, discapacitados -diríamos hoy- que no tenían la posibilidad de ganarse la vida de otra manera o, al menos, en este trabajo ambulante encontraron un acomodo, de manera que marchaban de pueblo en pueblo, paraban en distintos sitios concurridos de la localidad, recitaban la "copla", que no era sino un romance vulgar, y luego las vendían a perrilla o a lo que fuese dependiendo de la época. Esta que os muestro hoy es una de esas hojas volanderas o volantes. Eran hojas sueltas con el romance impreso, que se diferenciaban de los pliegos de cordel en que este constaba de cuatro hojas a modo de cuadernillo. Mi abuela Victoriana me recordaba estas cosas. Ella conservó bastantes y las iba guardando debajo del colchón de la banca..., pero un día se tiraron. ¡Cómo le gustaba a mi abuela memorizar romances! Romances que venían del lejano antaño. Incluso se sabía de memoria algunos de varios cientos de versos. Grabada la tengo recitándolos.