por Job Moya Peraira
El pasado 12 de octubre, día de la Hispanidad, el paraje de Martín Ovieco, en término de Las Pedroñeras, se convirtió en escenario de un espectáculo poco habitual. Es muy raro, y un auténtico privilegio, poder observar una cigüeña negra (Ciconia nigra) en la Península Ibérica, ya que solo cría en el cuadrante suroccidental (Valle de Alcudia, Sierra Morena, Vegas del Tajo, Extremadura y Marismas del Guadalquivir), siendo bastante escasa, además de esquiva. Por tanto es fácil imaginarse la satisfacción que puede llegar a producir encontrar un bando formado por 47 individuos de esta especie, especialmente en la Mancha conquense.
Al contrario que su parienta, la cigüeña blanca, la cigüeña negra se aleja de las poblaciones y evita al ser humano. Es un ave espléndida, de gran tamaño, pues alcanza el metro de altura y casi los dos metros de envergadura. Su vuelo recuerda al de los buitres, con quienes está lejanamente emparentada. Destaca su pico rojizo, al igual que el contorno del ojo y las patas. Tiene el dorso y la cabeza negros, en contraste con el vientre y el comienzo inferior de las alas, de color blanco inmaculado.
Es un ave de claras costumbres acuáticas. Se alimenta de peces, ranas, pequeños roedores, cangrejos y algunos pájaros. Anida en roquedos y cortados rocosos, casi siempre cerca de grandes cursos de agua, lagunas o embalses; también puede formar nido en algunos árboles. En toda España habrá poco más de 1.000 individuos. Las mejores poblaciones se encuentran en los países del Este: Polonia, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumanía. La mayoría de las cigüeñas negras, como las que cruzaron el término de Las Pedroñeras, emigran en otoño al sur, refugiándose en el África subsahariana, aunque unos pocos individuos invernan en Doñana.
Su principal amenaza es la pérdida de hábitat debida a grandes presas, desecación de humedales para regadíos, contaminación de las aguas, etc. Al tratarse de una especie tan esquiva, cualquier actividad de ocio en la naturaleza también le afecta bastante, incluso el turismo de naturaleza. Está en el Libro Rojo de Vertebrados Ibéricos y se considera EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.
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