Quero es un pueblo toledano que apenas supera hoy en día el millar de habitantes. Poca (por no decir ninguna) es la relación de nuestro pueblo de Pedroñeras con Quero. Pocos pedroñeros son los que tienen conocimiento siquiera -me atrevería a decir- de su existencia. No obstante, algo nos une. Y es que tuvieron que ser famosos también sus ajos en otro tiempo pues, como recogí en mi libro sobre el ajo, existe un refrán antiguo que reza: Ajos de quero, y berenjenas de Toledo. Apenas lo separan de nuestra localidad 50 kilómetros en línea recta (y no llega a 60 por carretera), y está situado, como veis en la imagen superior, entre Alcázar de San Juan y La Villa de Don Fadrique. Si os vais por El Toboso, solo es pasar Miguel Esteban y al contao daréis con esta población machega.
Pero, como habréis intuido por el título, no me mueve a traerlo a este blog nada relacionado con el tema de los ajos, sino de los ovnis. Muchos casos estoy recogiendo en nuestro pueblo y algunos de los alrededores. De hace unos días (aunque no figurará ya en este segundo capítulo de "Las Pedroñeras mágica 2"), ya tengo registrado otro; de hace unos días. Y no poco interesante que es. En fin, a ver si da la cosa para otro amplio capítulo en la tercera y definitiva entrega de esa Guía Secreta en marcha.
Es el caso que encuentros con seres que uno no atina a saber si vienen de otra dimensión, de otro planeta o de quién sabe dónde (como diría Paco Lobatón) hay unos cuantos en mis minutas y grabaciones.
Como sigo leyendo estudios sobre este tipo de casos misteriosos, me topo hoy con un caso manchego que registró en su día ese grande de la ufología española (su decano) y mundialmente conocido (falleció en 2001) llamado Antonio Ribera. Ha sido en uno de sus libros ochenteros: en el titulado Encuentros con humanoides, publicado en 1982 con el que he estado liado durante unos días (los devoro que no veas). Os voy a copiar el texto íntegro, cosa que no creo que le importase a Ribera, sino todo lo contrario. A ver qué os parece. ¿Conocéis algún caso similar en Pedroñeras? ¿Se conocerá este caso en Quero?
Escribe el autor:
El hombrecillo de la Mancha
"Este libro no se propone ser un catálogo exhaustivo de casos de aterrizaje de ovnis y de encuentros con humanoides. Publicar todos cuantos figuran en mis archivos alcanzaría una extensión de varios miles de páginas, lo que resultaría de lectura imposible. Únicamente me propongo efectuar una aproximación al fenómeno humanoide y entresacar los casos más reveladores e importantes, o los menos conocidos en España, y de paso concienciar al público.
A principios de enero de 1968 recibí una carta sin firmar, matasellada en un un pueblo de Toledo, que a continuación transcribo literalmente:
Muy Sr. mío: Informado de su interés por la recopilación de datos sobre platillos y seres extraterrestres, me dirijo a usted para darle a conocer un hecho, no sueño, que me ocurrió hace más de cuarenta años. En lugar de la Mancha [sic], muy próximo al edificio de su iglesia parroquial, me encontré con un ser rarísimo que, a pesar del mucho tiempo transcurrido, no he podido olvidar. Su altura era aproximadamente un metro veinte; su vestimenta, de tipo uniformado y verdosa; sus brazos y piernas se encontraban rígidos y pegados al cuerpo y en las manos (también juntas) había un soplillo circular de unos veinte centímetros de diámetro, flexible, pero con sonido metálico. Sus piernas, también rígidas y sus pies unidos por un eje, el cual hacía girar una ruedecilla circular, sobre la que andaba, a mi parecer dirigida e impulsada dicha ruedecilla por los efectos del soplillo que portaba en sus manos. Llegué a contemplarlo a una distancia de unos dos metros, por breve tiempo, mirándonos mutuamente, pero sin llegar a hacer uso de la palabra.
Rogándole sepa perdonar el anonimato, queda suyo afcmo. [Sin forma]
La curiosa carta estaba matasellada en Quero, localidad de la provincia de Toledo, entre Alcázar de San Juan y Quintanar de la Orden. La población actual de Quero [escribía esto Ribera a principios de los 80] no llega a tres mil habitantes, y en su término municipal hay manantiales de aguas salinas medicinales. Nuevamente volvemos a encontrar el agua asociada a un caso de humanoides.
Reconozco que la evidencia en favor de la autenticidad de este caso es muy débil. Ballester Olmos, que al principio lo había incluido en su catálogo de doscientos aterrizajes ibéricos, terminó por eliminarlo del mismo. El humanoide de la monorrueda y del soplillo resulta desconcertante, pero su mismo carácter absurdo, por paradójico que parezca, le confiere cierta verosimilitud. El testigo anónimo sitúa el singular encuentro cuarenta años antes. Atendiendo a que la carta es de principios de 1968, esto nos retrotraería a 1924. En 1924, de lleno en los 'felices años veinte', un compatriota nuestro se dio de manos a boca con un pequeño extraterrestre dedicado a misteriosas maniobras en un lugar de la Mancha.
Como el clásico. ¿Tan fantástico como él, o real? Misterio.
Pero sea verdad o no el extraño encuentro, en una cosa deseo insistir. No estamos solos. Ni en el universo, ni en estamos ni en este planeta que nos ha tocado por suerte habitar. Digan lo que digan los 'sabios', y por más que el elemento ilustrado, los 'letraheridos' (vierto aquí literalmente el término catalán lletraferit, intraducible, pero altamente expresivo), prefieran seguir hablando de Proust, de Kafka y de Brecht. Quizá si Balzac viviese hoy, su Comedia humana tendría algunos personajes -o personajillos- más. Quizá".
Y hasta aquí este capitulillo del libro de Ribera. Ya os dejaré algún ejemplo más de ovnis, humanoides o casos misteriosos de nuestra Mancha.
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