Poema de Lope de Sosa sobre el mal aliento que provoca el ajo | Las Pedroñeras

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martes, 2 de abril de 2013

Poema de Lope de Sosa sobre el mal aliento que provoca el ajo

 

El Cancionero de obras de burlas provocantes a risa se publicó en 1519, es decir, un año antes de la muerte del poeta cordobés don Lope de Sosa. Este libro recopilaba, junto a algún añadido del que no viene a cuento hablar aquí, la parte burlesca, grotesca y más subida de tono de ese best seller del siglo XVI que fue el Cancionero General (1511). De Lope de Sosa precisamente, se recoge una poesía en la que se alude al mal aliento que provoca la ingesta de ajos, cualidad altamente tratada en diversas obras cuyas citas podéis leer en mi Jardín de curiosidades sobre el ajo (aún a la venta). En cualquier caso, el olor a ajos fue sinónimo en lo antiguo a villanía (a ello se alude en el Quijote, por ejemplo), si bien hoy en día con un simple chicle con clorofila lo podemos atenuar. Y, además, como dicen refranes populares (si bien actuales), "Solo quien ha comido ajo puede darnos una palabra de aliento", o ese otro yidish que asegura que "Con tres níqueles entrarás en el metro, pero solo un ajo te proporcionará asiento". Pues eso, que lo que es demérito puede convertirse en virtud según se interprete.

Bien, que me voy por la tangente. Es el caso que Lope de Sosa tañía un Ave María cuando se sentó al lado de una esclava que corrompía a ajos, de tal modo que contrahízo la letra de la oración (del siglo XV) y la adaptó a la situación. Así se presenta este poemita burlesco en el libro citado arriba. 

De Lope de Sosa, porque, tañendo el Ave-María, se arrodilló cabe una esclava que hedía ajos: 

Es la salsa tanto fina 
que a todos nos da gran pena, 
Dios te salve, Catalina, 
de ajos llena: 
y es tu ayre tan corruto, 
que diré, pues me hirió, 
maleventurado el fruto 
que de tu vientre salió. 

Todo está trastocado: la reina (o regina) se transforma en Catalina, y el bienaventurado el fruto que de tu vientre salió (Jesús) en, según lo que leemos, un hediondo olor a ajos.



©Ángel Carrasco Sotos

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