Pedroñeras 30 días, nº 120, octubre de 2011
En los últimos años el folklore infantil ha sido uno de los campos de
investigación literaria en los que los estudiosos más han incidido. Cuenca
tiene incluso el honor de contar con el CEPLI (Centro de Estudios de Promoción
de la Lectura y Literatura Infantil), perteneciente a la Universidad de
Castilla-La Mancha, y cuya biblioteca consta de un fondo bibliográfico de más
de 12.000 volúmenes.
Efectivamente,
la bibliografía referente al estudio del folklore infantil no deja de crecer,
siendo una de las vertientes más importantes, ahora más que nunca, aquélla que
se ocupa de la recopilación de ese material sin precio que nos llega de la
memoria y la voz de nuestros mayores.
¿Es necesaria una obra que recoja el folklore infantil de nuestro
pueblo?
Trabajo
desde hace años en un libro en el que se recogerá todo lo relacionado con el folklore
infantil del pueblo de Las Pedroñeras. Ya son más de 300 las páginas que llevo
escritas de este trabajo monográfico, y no creo que aumente mucho más, pues ya
hace tiempo que el material nuevo va entrando en él casi con cuentagotas. No
descarto, en todo caso, que haya numerosos vacíos, como no puede ser de otra
manera, por otro lado, en este tipo de investigaciones.
En
su elaboración me está interesando todo aquello que formó parte de la infancia
de nuestros mayores, pero tampoco he desdeñado lo que más conozco, es decir, lo
que he vivido en primera persona en mi infancia pedroñera. Poseo también
material procedente de las nuevas generaciones, pero en una medida harto limitada.
No
desconozco que, como decía Larra ya en el siglo XIX, escribir en España es
morir. Sobre todo por el poco reconocimiento que ello conlleva, más aún cuando
uno quiere publicar algo que, en realidad, no es ni obra de creación, sino que
el único fin que se persigue es que todo aquello que ha formado parte de
nuestra cultura, nuestra tradición, nuestra vida como pueblo, al fin y al cabo,
al menos quede recogido por escrito y sea disfrutado por todos. Cuando un trabajo
serio ¡y gratuito! llega a manos de las Administraciones que en parte y en
teoría persiguen (o han de perseguir) estos mismos objetivos (al menos por lo
que se refiere a la parte cultural correspondiente), uno puede pensar, aunque
no sea así en la mayoría de los casos, que una obra de estas características ha
de ser acogida como pan bendito. ¡Pues no, Señor! Lo primero es poner
cortapisas e impedimentos (casi siempre de tipo económico, aunque el producto
luego sea vendido: qué sería si se tuviesen que pagar las horas que el autor ha
empleado para confeccionar una obra de investigación de cierto calado).
Nada
más y nada menos que 10 años, que se alargan como la sombra del ciprés, lleva
una obra mía en la imprenta de nuestra Diputación (bajo esos eufemismos que se
usa en la Administración como “en vías de publicación” o “en prensa”, que
ocultan una verdad que el pueblo llano llama simplemente “ni p. caso”). Al
principio fueron largas del tipo “vuelva usted mañana”, y luego y
constantemente durante los últimos años en una promesa que casi roza el
perjuro. Por medio ha habido visitas, llamadas, cartas de ida y vuelta, cedés y
disquetes que van y se pierden en los entresijos de las covachuelas, borradores
corregidos y requetecorregidos, buenas caras que ocultan la amargura y todo por
un simple Cancionero Popular de la Mancha
Conquense que recoge una cantidad ingente de material tradicional que
supera toda publicación que se haya hecho en esta provincia... Hay quien habla
ya de santificación.
En
fin, tampoco desconozco que la queja sólo acarrea descrédito a quien la
formula, como asegura mi querido Andrés Trapiello. Así que lo mejor es tener el
pico cerrado, según me aconsejan los entendidos.
Importancia de nuestra cultura
Como
decía, este libro que voy escribiendo a trancas y barrancas, en ratos que uno
va robando a la vida laboral (que es casi toda), pretende que ese material
folklórico infantil no naufrague en las aguas del olvido y quede recogido en
una edición escrita. Sería una publicación que, como en realidad todas las que
escribo, pasaría a manos de nuestra comunidad como bien cultural. Dentro de
unos años nos lamentaremos de no haber guardado todo eso que nuestros padres o
nuestros abuelos cantaban, recitaban o nos recordaban como parte de lo que había
constituido su niñez.
Precisamente
el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos es el archivo de nuestra
pequeña historia como pueblo en todas las facetas que la han conformado.
El material
La mayor parte del material recogido a lo
largo de estos años ha sido ordenado en los siguientes apartados:
a)
Canciones de corro (tengo anotadas 40).
b)
Canciones de comba (tengo 41).
c)
Canciones de dos filas (tengo 15).
d)
Canciones chocando las manos (tengo 26).
e)
Canciones botando la pelota (tengo 18).
f)
Otras canciones diversas (tengo 55).
g)
Juegos en general (tengo 144).
h)
Juegos de cartas.
i)
Juegos con niños pequeños: de manos y pies, subiéndolos
en las rodillas, etc (tengo 28).
j)
Nanas (tengo 19).
k)
Oraciones de niños pequeños (tengo 26).
l)
Suertes (tengo 23).
m)
Retahílas (unas 300 sumando engaños, contestaciones que
riman, etc.).
n)
Trabalenguas (tengo 35).
o)
Adivinanzas (tengo casi 200).
p)
Cuentos y chascarrillos (tengo unos 70).
Si
usted desea colaborar con esta obra de todos sólo tiene que ponerse en contacto
con el autor para aportar sus conocimientos en este campo de investigación
sobre el folklore infantil de nuestro pueblo en los puntos que se han relacionado
arriba.
©Ángel
Carrasco Sotos
No hay comentarios:
Publicar un comentario