La palabra HERMANICO en el habla pedroñera

Dos hermanicos caminando por La Veguilla (o al menos eso parece).

En una entrada anterior, repasando el habla de Pedroñeras, nos las veíamos con la palabra hermano y nos referimos a ella teniendo en cuenta el uso que aquí tenía, ofreciendo un pequeño estudio en este sentido. Ahora trataremos otra de su misma familia léxica. Me refiero, como indica el título de la entrada, al vocablo hermanico, ese que aún está tan presente en nuestro modo de hablar diario. 

En ocasiones, los hermanicos se llevan igual que perros.

Hermanico es seguro que nacería con valor diminutivo para designar al hermano pequeño de uno, pero este valor desapareció desde hace tiempo en el habla pedroñera, de modo que, tanto en masculino como en femenino, desde hace décadas (¿siglos?) se refiere al hermano o hermana sin más, sea este mayor o menor que nosotros (aunque para designar al mayor también existen chache y chacha). Es muy posible que esa terminación diminutiva (-ico) nos llegase desde tierras aragonesas aunque, como os mostraré más abajo, es voz que podemos encontrar en multitud de textos literarios, no exclusivamente aragoneses, quiero decir.

La documenta José S. Serna en su clásico Cómo habla la Mancha, pero también Alcalá Venceslada en determinadas zonas andaluzas o Emiliano Hernández en la localidad murciana de Jumilla. Más aún, es palabra que se recoge como propia del judeo-español o sefardí. Debió de ser palabra sobre todo de los dialectos meridionales o al menos aquí encontró mayor pujanza.

La palabra hermanico, como digo, está presente aún en el habla de nuestro pueblo y no ha sido aún desplazada por el normativo hermano por los jóvenes, aunque es evidente que va perdiendo terreno a pasos de gigante y en cuanto nos descuidemos lo veremos pasear por el destierro (que será el pasado en este caso). 

Nuestro poeta Julián Escudero la usa en su imprescindible Rusticidaes Manchegas: "Vas al sorteo / de tu hermanico"; "tie seis hermanicos", etc. Y nuestro actual escritor ´(colaborador en este blog) Fabián Castillo también la ha utilizado en sus libros: "luego nos dijo a mí y a mi hermanico que le habían reventau los oídos". Pero me gustaría, aparte de dejaros testimonios de escritores locales, mostraros algunos textos clásicos en donde la palabreja amiga anda haciendo acto de presencia. Valgan estos pocos: 

1) Lope de Rueda: "Anda, hermanico, ten paciencia, que algún día pagaré quiçá por ti". 

2) Poesía popular: "-Dime, ermanica, / si está acá tu madre. /-Entra más adentro, /qu'esotra lo sabe". 

3) Lazarillo de Tormes: "Yo, aunque bien mochacho, noté aquella palabreja de mi hermanico". 

4) Refranero: "Tan honrado es Perico como su hermanico". 

5) Cervantes (La fuerza de la sangre): “Dio voces su padre, gritó su madre, lloró su hermanico, arañose la criada”. 

6) Quevedo (El Buscón): “un mi hermanico de siete años les sacaba muy a su salvo los tuétanos de las faldriqueras”. 

7) Ramón J. Sender (Imán): “Pues el tu hermanico que a la calle llega”. 

En fin, hay otros muchos ejemplos que podríamos allegar sin que la cosa nos diese mucho trabajo. Pero con estos, amigos, creo que queda suficientemente plasmada la vigencia que la palabra ha tenido en la literatura y lengua española a lo largo de los siglos y de nuestra geografía. En otros lugares, su uso habrá desaparecido; en Pedroñeras permanece. Que sea por muchos años.

©Ángel Carrasco Sotos

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Ángel Carrasco Sotos