Hoy tuvimos que llamar al técnico porque los canales de la TDT no se veían en ninguna tele del edificio, por lo que quedaba claro que el problema era de la antena. Como tenía que subir al tejado, pues aproveché para subirme con él y hacer desde lo alto una fotos panorámicas del Lugar. Al poco tiempo se levantó un viento de narices y el cielo amenazaba lluvia, unos nubarrones negros que venían como de la parte de Albacete. Luego la cosa se quedó en cuatro gotas de esas gordas que suelen caer por este tiempo dejando un olor sabroso y revitalizador, más ahora que llevaba mucho tiempo sin llover, si es que llover le podemos llamar a estos gotazos como de pintura con los que quedó tatuado el suelo efímeramente. A lo lejos se veían formarse unas polvaredas de impresión que intenté captar. Los caminos están llenos de polvo deseoso de levantar el vuelo al primer soplo de Eolo.
Desde el tejado el pueblo se ve como una extensión de tejados multicolores con variedades grisáceas, marrones y, sobre todo, rojo rasilla. El pueblo a nuestros pies parece más pequeño; incluso uno puede tomar la iglesia entre el pulgar y el índice como para llevársela a la boca. A uno le gustaría verlo desde más alto para tener una panorámica más general, pero en cualquier caso desde aquí la vista es atractiva, aunque modesta. Se ve el ajetreo de vehículos y paisanos por distintas calles, cosa a la que no estamos acostumbrados. El cambio de perspectiva nos ofrece un pueblo "distinto", como cuando nos subimos de pie sobre un sofá o sobre una mesa para ver la habitación desde lo alto. Todo desde el tejado se ve más pequeño como digo, como un hormiguero al que pudiésemos acceder con una cámara, el laberinto entrevisto de las calles, y allí en lontananza la torre impertérrita de nuestra iglesia, hierática, junto al depósito del agua, silueta esta que ya forma parte de nuestra identidad geográfica o urbana (diríamos).
Os dejaré una selección de instantáneas para dejar al pueblo paralizado, como documento gráfico de este ventoso día de junio en que el sol cayó a plomo por la mañana, anticipando ya un verano inminente que se prevé, como siempre (aunque nos sorprenda cada año y dé que hablar) tórrido y canicular. Aquí lo esperamos.
En fin, hay más, pero como muestra creo que puede ser suficiente.
©Ángel Carrasco Sotos
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