A vender harina
por Fabián Castillo Molina
Calles oscuras y
tristes
Mucha niebla, mala
orilla.
Dan las dos de la
mañana
Borrica con aguarones
Con veinte kilos de
harina
Camuflaos como basura
La guardia civil
vigila.
Estraperlista pequeño
De pequeñas
pretensiones
Ahora lo único que
intenta
Es vender estos aguarones.
Segando todo el agosto
Han podido conseguir
Una fanega de trigo
Y esta borrica menuda
Para a moler poder
ir.
Le da un poquito
respeto
Al cruzar el
cementerio
Pisa ligero y flojico
Él va muy serio. Muy
serio.
Llegando a la Puente
Campos
Quiere aligerar el
cuerpo
Allí deja la borrica
Y él se aparta un
poco hacia dentro.
En un momento que
tarda
De volver al mismo sitio
Ya con el cuerpo
ligero
Para proseguir camino.
Se le retuerce el
estómago
Se le seca la garganta
Al mirar a un lao
y al otro
Y ver que la borrica
falta.
Echa a andar hacia
delante
Da veinte o treinta zancás
Y al no ver al animal
Más apurao
vuelve atrás.
Como tampoco la ve
Corriendo vuelve con
esas
Llegando casi a
cruzar
Los corrales de Las Mesas.
Según va pasando el tiempo
Sin tener mínimo rastro
Le entran sudores muy fríos
A punto está del colapso.
Vuelve a desandar lo andado
Llega al pinar de Don Cayo
Va por el carril alante
Y llega a cruzar el vado.
Da una vuelta por la vega
Mira pozata y cerrojos
Y la borrica no paice
¡Hasta le lloran los ojos!
Desde allí se va al Taray
Del Taray a Las Hoyuelas
Que allí tien otro piscajo
Que allí siembran habichuelas
¡Y la borrica no paice¡
¡No la veo por ningún sitio!
¡Ahora qué va a ser de mí
ya sin borrica ni trigo!
Se encamina y va otra vez
A la misma huerta El Quico
Desde allí sigue deprisa
Por el carril del Vadillo
Llegando hasta Las Lagunas
Sin ver na más que un cuquillo.
Sin saber ya lo que hacer
Sin saber pa ande tirar
Ya se vuelve para el pueblo
Venga pensar y pensar.
En la huerta Cavavegas
Se encuentra un pozo muy grande
Y va derecho al brocal
Con
intención de tirarse
Al ver que tie tanta agua
Al ver allí su reflejo
Piensa que si se tirara
¡A ver cómo
salía luego!
Entonces sigue pa’l
pueblo
Ya está bien entrao
el día
Y pregunta a quien
encuentra
Si su borrica verían.
Pero nadie ha visto na.
Cada uno va pa su
tajo
Y él se va para su
casa
Amargao y
cabizbajo.
Mientras tanto la
María
Tampoco está muy
contenta
Tiene una gran pesaombre
Tiene una angustia
tremenda.
Ná más
despuntar el alba
La llamaron a su
puerta
Para hacerle una
pregunta
Muy sencilla, muy
concreta
El hermano Roma
es
El que la pregunta
hace
“¿Ánde tienes al marido?”
“Hoy lo tengo de viaje”
“¿De viaje dices que está
y la borrica en la puerta?”
Le da un vuelco el
corazón
Y se le traba la
lengua.
Al momento se repone
Pasa la borrica y
piensa
“A este lo han pillau los guardias
o lo han tirau a la cuneta”
Va y viene por la
cocina
Venga reinar, dale
vueltas
Cuando él, triste y
pesaroso,
Ya está llamando a la puerta.
Abrir y velo de pie
A los dos las piernas
tiemblan
Se cuentan lo que han pasao
Los ojos llenos de
niebla
Se abrazan fuerte
llorando
Y pa descansar
se acuestan.
©Fabián Castillo Molina
Leganés 7 de
febrero de 1991
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