ÁCS
Vestir un belén, crearlo y tener la costumbre de hacerlo un año tras otro es algo que, con mucha frecuencia, se mama desde la niñez. Si en la casa de uno este tipo de creación navideña viene de antaño, es normal o habitual que a uno le quede ese poso y ese deseo de continuar con ella. No es ni más ni menos que lo que le ocurre a Cristo. Me refiero a Cristo "Saúl", ese chico tan simpático y trabajador que todos conocéis porque os visita con harta frecuencia para llevaros paquetes que habéis pedido por Internet. Ese afecto que transmite es lo que proyecta luego cuando se pone manos a la obra para levantar su belén, porque Cristo tiene gracia para todo aquello por lo que siente inclinación.
Nos explica que ya su abuela Aurora vestía, desde tiempos en los que él ni había nacido, un belén en su casa. Cuando el estanco lo trasladaron a la calle donde hoy está situado, su abuela y su madre, Chon, llevaban a cabo esta labor anual, un belén que todos admiraban. En 2008 tomaron el relevo Cristo y su hermano Gustavo y lo ampliaron sobremanera. Y desde 2016 Cristo se quedó solico para llevar a buen puerto tan laboriosa industria. Sin fallar año, Cristo saca tiempo de donde no hay (una o dos horas diarias y el domingo, que es cuando más avanza), comenzando ya en noviembre a disponer y pergeñar su obra. El belén es siempre distinto y cada año incorpora figuras nuevas hasta llenar dos habitaciones y el patio de la casa. Mesas, tableros, borriquetas... sirven como soporte de un maremágnum de elementos, unos comprados o elaborados y otros traídos del campo para complementar y adornar el conjunto de figuras dispuestas sin ningún arbitrio, sino siguiendo un orden de escenas. El resultado es bello, elegante, resultón, impactante. Una obra maestra en su género.
Lo mejor de todo, lo ideal, es acercarse al estanco y comprobarlo en persona. No se cobra entrada. Ellos, Cristo, Judith, Chon o Anselmo si se tercia, os lo mostrarán de buen grado con ese encanto que los caracteriza. Y eso es lo que os aconsejo. Por abajo os vamos a poner una fotos mínimas y un vídeo que Cristo ha tenido a bien enviarnos. Pero lo suyo es visitarlo, verlo en directo, gozar de un belén que vienen a ver incluso personas de otros pueblos de la contornada. Gracias, Cristo y familia, por vuestra implicación y generosidad.
EL VÍDEO
FOTOS
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